WASHINGTON.- El Fondo Monetario Internacional (FMI) reveló un plan innovador para desarrollar un sistema internacional que permita a los países con problemas solicitar una protección contra la bancarrota cuando sus deudas se tornen insostenibles.
La primera vicedirectora gerente del FMI, Anne Krueger, dijo que el plan llenará un "gran agujero" en el sistema financiero mundial, que por ahora no ofrece a los países con problemas un mecanismo formal para las quiebras.
La propuesta, presentada el lunes en la noche, ofrecería a los países el tipo de protección por bancarrota que tienen las empresas de muchos países, pero su puesta en vigencia llevaría años, con lo que países como Argentina, que lucha para evitar el mayor incumplimiento de pagos de la historia, no resultarían beneficiados por ahora.
El plan, que será discutido por el directorio del FMI en diciembre, transformaría al FMI en el árbitro del nuevo sistema, ya que sería el encargado de decidir si otorga a los países una moratoria de sus deudas para negociar una reestructuración ordenada.
Krueger reveló el plan durante un discurso en una cena en el Club Nacional de Economistas y dijo que cuatro de las naciones del Grupo de los Siete (G7), formado por los países más desarrollados -incluidos Estados Unidos y Gran Bretaña- están "fuertemente a favor" de la idea.
Tres de los siete países del G7, que además incluye a Japón, Canadá, Alemania, Francia y Canadá, aún no tomaron una posición al respecto, dijo la funcionaria del FMI.
La cuestión del sistema internacional de quiebras para países había surgido con anterioridad pero sin muchas repercusiones por la oposición de Estados Unidos, ante el lobby de Wall Street.
Pero ahora que Washington busca una forma de reducir los rescates del FMI, la idea ha resurgido.
Mejor temprano que tarde
"Muchos países dejan por mucho tiempo deudas con problemas insalvables, con lo que imponen costos económicos innecesariamente pesados sobre sí mismos y en la comunidad financiera, que tiene que hacer la reconstrucción", dijo Krueger.
La funcionaria dijo que el sistema se construiría sobre cuatro principios:
- Que los acreedores no puedan interrumpir las negociaciones al recurrir a las cortes de sus propios países, como ocurrió en 1997 con Perú y uno de sus acreedores.
- Que los países negocien de buena fe y no favorezcan a ciertos acreedores, algo que requeriría la garantía de políticas económicas sólidas.
- Que se aliente a los acreedores para que presten nuevos fondos al deudor en función de la antigüedad de reclamos anteriores.
- Que se alcance un acuerdo por medio de arreglos con la mayoría de los acreedores, y no por medio de la aprobación por unanimidad.
Krueger dijo que el FMI sería la pieza central del sistema, al decidir si aprueba la petición de protección de un país o no. Pero, señaló, se necesitaría un sistema judicial independiente para resolver las disputas entre deudores y acreedores.
Para forzar a que los países negocien de buena fe, la moratoria sobre la deuda duraría sólo unos meses y requeriría aprobación del FMI para ser extendida.
El drama de Argentina
Desde la crisis financiera de Asia, de 1997 a 1999, el FMI trabajó duramente para resolver una miríada de problemas del sistema financiero internacional.
Aquella crisis comenzó con una dura devaluación del baht, la moneda de Tailandia, cuyas consecuencias afectaron al sudeste asiático, y se expandieron hasta Brasil y Rusia.
Pero, a pesar de los avances desde entonces, no ha habido muchos progresos con respecto a qué hacer en los casos de los países que padecen deudas enormes.
Ese problema nunca ha sido tan evidente como ahora. Argentina ha estado al borde de incumplir con los pagos de su deuda pública, de 132.000 millones de dólares, a pesar de que a fines del 2000, el FMI lideró un paquete de rescate por unos 40.000 millones de dólares para el país latinoamericano, y también a pesar de que el Fondo amplió su apoyo crediticio al país en 8.000 millones de dólares en agosto.
Krueger dijo que si un mecanismo internacional hubiera estado en vigencia, Argentina podría haber solicitado protección en marzo.
Eso le habría ahorrado al FMI los 8.000 millones de dólares adicionales que, según Krueger, fueron otorgados a Argentina para evitar el "caos".
"¿Cuál es el incentivo para un país deudor? El incentivo es evitar... lo que está atravesando ahora Argentina", dijo Krueger, sobre la forma en que el nuevo sistema beneficiaría a los deudores.
La funcionaria sugirió que las deudas de Argentina ahora tendrían una mayor valoración que la actual si estuviera vigente un sistema internacional de bancarrotas, que también beneficiaría a los acreedores.
En la actualidad Argentina busca reestructurar su deuda pública con la ayuda del FMI, con un plan de canje de la mayor parte de sus bonos, por otros con tasas de interés más bajas.
Pero aún no está claro si el tramo internacional del canje de bonos funcionará.
Un acuerdo en un tema tan difícil implicará una dura batalla política, ya que los países podrían buscar protección para sus acreedores.
"El imponderable político es si nuestros miembros están preparados para limitar la capacidad de sus ciudadanos para actuar contra gobiernos extranjeros por medio de sus cortes nacionales como una inversión en una economía mundial más estable, y por lo tanto, más próspera", dijo Krueger.