WASHINGTON.- La mezcla de déficit fiscal, deuda y régimen cambiario de Argentina "no es sostenible", dijo el martes el economista principal del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kenneth Rogoff, al presentar un informe que disminuye a -2,7% el pronóstico de crecimiento de la tercera economía latinoamericana para este año y a -1,1% en el 2002.
"Es claro que la mezcla de política fiscal, deuda y régimen cambiario no es sostenible", dijo Rogoff, admitiendo públicamente por primera vez que las políticas instrumentadas por el ministro de Economía, Domingo Cavallo, no han logrado sacar al país de la crisis.
"Las autoridades (argentinas) lo reconocen (...) Esto es tema de las negociaciones en curso" con Buenos Aires, agregó. El economista principal del FMI apuntó que la solución de estos problemas corresponde a las autoridades argentinas, pero agregó que "el FMI está listo para ayudarlas".
En agosto pasado, el FMI había proyectado que Argentina decrecería sólo 1,4% este año y experimentaría una recuperación de 2,6% en el 2002, basándose en un aumento de la confianza con la puesta en práctica del plan de cero déficit fiscal, pero las perspectivas "son ahora mucho menos claras y los riesgos han aumentado", señaló el instituto.
Recordó que desde 1999 Argentina está sumida en una recesión económica que ha despertado dudas sobre la sustentabilidad de su posición fiscal y de la ley de Convertibilidad, que hace 10 años ató el peso al dólar en una relación de uno a uno.
"En 1999 comenzó el deterioro, la economía estaba débil. También hubo un debilitamiento de las políticas, y un clima externo difícil, la depreciación del real y el dólar fuerte (...) tampoco ayudaron", explicó Rogoff.
El Fondo y el Gobierno argentino niegan discutir una eventual devaluación o dolarización de la economía, que según una mayoría de los expertos es cada vez más inevitable.
Los programas del Fondo no han logrado restaurar de manera duradera la confianza, admitió el informe, señalando que ésta ha recibido un golpe tras otro desde 1999.
El "blindaje financiero" internacional por 40.000 millones de dólares organizado en diciembre del 2000 por el FMI "fracasó en restaurar la confianza de los mercados en la capacidad de crecer y de mantener la solvencia fiscal de Argentina dentro del marco del régimen de Convertibilidad", indicó.
Las medidas adoptadas a mediados de año por el Gobierno -la ley de cero déficit fiscal y la inclusión del euro en la Convertibilidad para cuando éste equipare su valor al dólar, entre otras-, así como las promesas de mantener el régimen cambiario y seguir honrando el servicio de la deuda no bastaron para que Argentina recuperase la confianza, agregó.
"A pesar del apoyo del Congreso a la ley de cero déficit, la clara resolución del ministro de Economía (Domingo) Cavallo y el presidente (Fernando) de la Rúa, el progreso en la reducción de gastos discrecionales y recursos adicionales provistos por el FMI, la recuperación de la confianza siguió siendo elusiva tras la conclusión de la cuarta revisión del acuerdo stand-by el 7 de setiembre" pasado, luego que el FMI aumentara el crédito argentino en 8.000 millones de dólares, indicó el informe.
Las agencias de calificación Moody’s y Standard and Poor’s (SP) degradaron en varias oportunidades las notas de la deuda pública argentina, de 132.000 millones de dólares (46% del Producto Interno Bruto), y el riesgo país siguió creciendo, hasta superar los 4.000 puntos básicos (40% más de lo que pagan los bonos del Tesoro estadounidense).
Tras el anuncio del canje de deuda por bonos con menores intereses y vencimientos más largos, calificado por SP como un "cese de pagos selectivo", la confianza sufrió otro golpe con la combinación de un tope de 12% a las tasas de interés de los depósitos bancarios aplicado por el Gobierno y el anuncio de una estimación de déficit fiscal anual 1.000 millones de dólares mayor a la meta acordada, dijo el informe.
El Fondo interrumpió este mes la revisión de las cuentas argentinas porque el Gobierno incumplió sus metas fiscales, bloqueando el desembolso de un tramo de 1.264 millones de dólares.