BUENOS AIRES.- Cientos de personas se agolpaban desde la madrugada en las afueras de bancos y casas de cambio del circuito financiero de Buenos Aires para comprar dólares, un día antes que el gobierno anuncie la adopción de un sistema de "flotación sucia".
Algunos esperaban desde la cinco de la madrugada para convertir sus escasos ahorros en la divisa estadounidense ante el temor de que el dólar se dispare tras la puesta en marcha del nuevo sistema de cambio.
Tras más de una década de paridad con la moneda estadounidense, Argentina devaluó su moneda casi 30% el 6 de enero y estableció dos tipos de cambio: uno fijo de 1,40 peso por dólar para las operaciones de comercio exterior y otro libre para el resto de las transacciones.
Pero la fobia de los argentinos por cambiar sus pesos a una divisa más estable obligó al Banco Central a intervenir en el mercado libre de cambios para frenar una estampida del dólar, que el jueves llegó a cotizarse a 2,10 pesos por unidad.
Para alcanzar la libre flotación del dólar -que junto a un plan económico "sustentable" son los requisitos del Fondo Monetario Internacional para liberar ayuda financiera a Argentina- el gobierno decidió tomar un atajo: la llamada "flotación sucia".
Según este sistema la cotización del dólar quedaría determinada dentro de una banda de flotación fijada y controlada por el Banco Central.
El nuevo sistema de cambio se suma a la preocupación que ya padecen los argentinos por sus ahorros.
Los ahorristas quieren sáber cómo el gobierno aplicará la "pesificación" -conversión a pesos- de las deudas y depósitos, sin afectar su capacidad adquisitiva y sin hacer caer sobre sus hombros el peso de la devaluación.
También quieren saber cómo hará para suavizar las fuertes restricciones bancarias llamadas "corralito", que desde diciembre mantienen congelados los depósitos en las cuentas bancarias y que generaron decenas de protestas masivas.
El Presidente Eduardo Duhalde anunciará el sábado la conversión a pesos de todas las deudas y depósitos en un intento por atenuar el impacto de la devaluación y liberar gran parte de los depósitos atrapados en el "corralito".
La "pesificación" de los depósitos se haría según el tipo de cambio oficial -1,40 peso por dólar-, en tanto que las deudas mayores a 100.000 dólares se pesificarían a una relación de cambio de 1,20.
El plan apunta a que la "pesificación" no perjudique a ahorristas y deudores, pero tampoco afecte los balances de los bancos.
Duhalde enfrenta una difícil disyuntiva: debe conformar a los depositantes y a quienes tomaron préstamos en dólares y evitar debilitar aún más el golpeado sistema financiero.
Todo ello en el marco de un país con su economía en quiebra, una recesión de más de 43 meses, 18,3% de desempleo e históricos niveles de pobreza.