SANTIAGO.- Las delegaciones de Chile y la Unión Europea, que desde abril de 2000 negocian un tratado de libre comercio, saludaron este viernes "avances sustanciales" en las conversaciones de la novena ronda de tratativas, clausurada este viernes en Santiago.
"Nos aproximamos al acuerdo final, digo con satisfacción que las posiciones se están acercando en todos los temas" de la agenda, dijo en rueda de prensa el subsecretario de Relaciones Exteriores y cabeza del equipo chileno, Cristián Barros.
La ronda "fue muy productiva", coincidió el español Francisco Dacamara, Director de Relaciones Exteriores de la Unión Europea (UE).
La décima conferencia de las partes, prevista para mediados de abril en Bruselas, podría ser la última para redactar el documento final, agregó Dacamara.
Barros resaltó que el acuerdo comercial con la comunidad europea es uno de los puntos centrales de la política internacional de su país, al igual que las negociaciones que mantiene con Estados Unidos con el mismo objetivo.
Estados Unidos es hoy el principal socio del comercial externo global de Chile y la Unión Europea es el primer mercado para las exportaciones del país sudamericano, con un valor de 4.594 millones de dólares el año pasado, equivalentes a un cuarto del embarque nacional en el periodo.
La estrategia de desarrollo económico chilena tiene actualmente a las exportaciones como motor central, con expectativas de recuperar un crecimiento promedio anual de 7% en el Producto Interno Bruto.
El acuerdo con la UE, que deberá ser ratificado por los respectivos parlamentos, abrirá a Chile un mercado de 370 millones de personas de alto poder adquisitivo, destacó Barros.
El viceministro y Dacamara informaron que los progresos en la IX Ronda en Santiago, que se inició el 4 de marzo, incluyeron los temas de la pesca frente al litoral chileno y la denominación de origen de productos agrícolas o industriales, entre ellos los vinos y licores, considerados "los más sensibles y complejos" para las partes, según admitió el personero chileno.
Inicialmente, los europeos demandaron libre acceso a los puertos de Chile para sus flotas pesqueras oceánicas y en el caso de la vitivinicultura reivindicaron el uso exclusivo de ciertos nombres y tipos, como el del champagne, reclamado como propio por los elaboradores franceses.
"Las fórmulas para superar las diferencias están en negociación ahora y creo que nos llevarán a un acuerdo", manifestó Barros, quien, al igual que Dacamara, rehusó entrar en precisiones públicas que podrían ser contraproducentes.
Barros, sin embargo, dijo que en el caso de la pesquería la vía de entendimiento pasaría por un flujo de inversiones conjuntas, "sin afectar la capacidad regulatoria" del Estado chileno.
"La Unión Europea no ha cuestionado -ni cuestiona ni pretende hacerlo- nuestra política de preservación de los recursos pesqueros, y tampoco están en juego los principios generales de Chile" sobre el uso de las aguas del Pacífico, indicó.
En las anteriores rondas de conversaciones, que se intensificaron a finales del año pasado, Chile y la Unión Europea dejaron prácticamente concluidos los entendimientos sobre cooperación y políticos que complementarán el tratado sobre comercio y negocios financieros.
El aspecto político "es de gran importancia", "pues confiamos en que Chile sea un aliado privilegiado de la Unión Europea en los foros internacionales", recalcó Dacamara.
