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Fusión Hewlett-Packard y Compaq mantendrá intriga hasta el final

Los dos bandos enfrentados están aprovechando los últimos días antes de que los accionistas de Hewlett-Packard voten, el próximo martes, en California, para intensificar la agresiva campaña publicitaria con la que tratan de arañar los votos que necesitan para ganar.

16 de Marzo de 2002 | 14:54 | EFE
San Francisco.- La incertidumbre en torno al proyecto de fusión de Hewlett-Packard con Compaq se mantendrá hasta el final, ya que cuando sólo faltan tres días para la votación, ambas partes se encuentran "empatadas", según los analistas.

Ambas partes -Hewlett-Packard, por un lado, y el grupo encabezado por Carly Fiorina, presidenta ejecutiva de Hewlett-Packard, y Michael Capellas, su homólogo en Compaq, por otro- han asegurado que cuentan con el apoyo de los principales accionistas.

La realidad es que la mayoría de los analistas cifra las posibilidades en un 50 por ciento para cada uno de los bandos, en lo que ya se ha convertido en un duelo de titanes.

Con este panorama, ambas partes están empleando todo tipo de artilugios para inclinar la balanza de su lado, como inundar los principales diarios estadounidenses de publicidad y entrevistas a favor o en contra del controvertido pacto.

Por ejemplo, David Packard, hijo del co-fundador de la emblemática compañía de Silicon Valley y opositor al plan, publicó el viernes un anuncio a toda página en el diario "Wall Street Journal" en el que criticaba la campaña encabezada por Fiorina y su "corrosivo impacto en las admirables tradiciones corporativas de Hewlett-Packard".

El anuncio de Packard preguntaba a los accionistas todavía indecisos si creían que los fundadores de la compañía habrían sido capaces de "diseñar un plan de negocios en el que premeditadamente se trate a los empleados como prescindibles".

En el mismo diario, dos páginas más allá, otro anuncio de Walter Hewlett -hijo del otro co-fundador Bill Hewlett- pedía a los accionistas que se animasen a votar para "prevenir un error de 25.000 millones de dólares".

Todavía más: varias páginas más adelante, un anuncio pagado de Hewlett-Packard incluía una carta abierta de uno de sus directores, Richard A. Hackborn, en la que exhortaba a votar a favor de la fusión.

La campaña se intensificó porque, cuando quedan ya muy pocos días para que se despeje la incógnita, prosigue el goteo de declaraciones a favor y en contra de la fusión de ambas empresas.

Los últimos en pronunciarse en contra del proyecto han sido varios fondos de pensionistas de Nueva York, California y Ohio, mientras que el pacto recibió el apoyo de última hora del fabricante de microprocesadores Intel y del Banc One Investement.

Un grupo de 900 personas de ambas empresas ha trabajado a jornada completa desde el mes de octubre en la planificación del diseño de la nueva compañía, decidiendo asuntos tales como cuáles serán las líneas de producción que se mantendrán o las oficinas que podrían desalojarse.

Este equipo, que trabaja bajo la presunción de que el pacto saldrá adelante, también decidirá quiénes se quedan y quiénes se van. Unos 15.000 trabajadores perderían su empleo si finalmente se combinan las fuerzas de las dos empresas, con una plantilla total de 145.000 empleados.

Este es uno de los principales puntos de fricción entre las dos partes, muy criticado por las dinastías Hewlett y Packard que consideran que esta política de despidos atenta contra el trabajador y contra el llamado "Estilo HP".

Ambas partes son conscientes de que, en el empate virtual en el que se encuentran, cada voto cuenta, y de que los inversores individuales y las instituciones que poseen menos del 1 por ciento de los votos podrían ser los que decidan sobre lo que sería la mayor fusión en la historia de la industria de la tecnología.
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