BUENOS AIRES.- Con la mirada puesta a un tiempo en los Estados Unidos y en el convulsionado mercado cambiario local, el gobierno del Presidente Eduardo Duhalde no parecía tener respuestas inmediatas el miércoles para el progresivo deterioro de la situación económica argentina.
El ministro de economía Roberto Lavagna llegó esta mañana a Nueva York y el jueves se trasladará a Washington, en un intento para apresurar el demorado acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), necesario para que la Argentina reciba asistencia financiera.
Simultáneamente el gobierno seguía, con preocupación, el incesante aumento de la cotización del dólar en el mercado cambiario, donde el martes alcanzó un precio récord de cuatro pesos.
En la apertura del mercado el miércoles ese precio fue inicialmente superado, aunque luego la cotización disminuyó levemente. Al cierre de las operaciones, la divisa norteamericana se negociaba a 3,85 pesos, en el tipo comprador, y a 3,93, en el vendedor.
La de ayer fue la más alta cotización desde que el 6 de enero el gobierno devaluó el peso, luego de 11 años de paridad con el dólar a causa del derogado sistema cambiario de convertibilidad.
La cotización del dólar incide en la Argentina, en mayor medida que en otros países, en la fijación de precios internos. Una estampida de la divisa norteamericana puede crear condiciones para una hiperinflación, que de producirse podría echar por tierra cualquier política económica del debilitado gobierno de Duhalde y crearía un clima de gran incertidumbre política y económica.
"El incremento del dólar nos molesta, nos preocupa, fundamentalmente porque luego se traslada a precios, y al trasladarse a precios, caen los salarios", dijo el miércoles a la prensa el ministro del interior Jorge Matzkin.
El gobierno anunció hace varios meses que intervendría en el mercado de cambios, a través del Banco Central, para impedir que la cotización del dólar se escapara de control. Pero en ese intento, las reservas del Banco Central, que oscilaban en los 16.000 millones de dólares en enero, han caído actualmente por debajo de los 10.000 millones.
El FMI está exigiendo al gobierno que deje flotar libremente la moneda norteamericana y que no comprometa las reservas del Banco Central.
Portavoces del gobierno han dicho que ello plantea una peligrosa situación, ya que la falta de acuerdo con el FMI, que continuamente plantea nuevas exigencias, es uno de los factores que alientan la compra de dólares y dificultan cualquier programa económico para superar la recesión que comenzó en 1998.
Duhalde y Lavagna elaboraron un plan para que los ahorristas argentinos, atrapados desde diciembre por el llamado "corralito financiero", salieran gradualmente del mismo a través de un sistema optativo de bonos gubernamentales a tres, cinco y diez años.
Pero el programa, que expirará el 16 de julio, ha despertado muy escaso interés en los ahorristas, que aprovechan toda oportunidad que se les presenta para convertir en dólares el dinero que consiguen rescatar del "corralito".
El FMI respalda el pedido de los bancos locales, la mayoría dependientes de entidades extranjeras, de que los bonos sean obligatorios y no optativos. El gobierno se ha opuesto, temeroso de que esa imposición genere pronunciamientos judiciales de inconstitucionalidad, que agravaría el problema.
El diario "Clarín" informó el miércoles que para el FMI, "las condiciones no están dadas para comenzar a redactar una carta de intención" con la Argentina.
El diario se basó en informes elaborados en Washington por sus enviados, ante la visita del ministro Lavagna.