WASHINGTON.- El cocinero español José Ramón Andrés ganó el premio que concede la fundación James Beard al Mejor Cocinero de la región Atlántica de EE.UU., por su trabajo culinario en el restaurante Jaleo de Washington, informó hoy esa entidad.
Andrés, de 33 años, que también trabaja en otros dos afamados restaurantes de la capital -es director "creativo" del Café Atlántico y "chef ejecutivo" de Zaytinya- ya había sido aspirante a este premio, conocido como el "Oscar" de la cocina estadounidense, en otras dos ocasiones.
Este es el segundo reconocimiento que recibe Andrés en pocas semanas, ya que el restaurante Zaytinya, abierto en octubre pasado bajo su dirección gastronómica, fue nombrado por la revista Condé Nast Traveler en su número de mayo como "uno de los 75 mejores nuevos restaurantes en el mundo".
El cocinero, cuyas ideas a cerca de los fogones han aparecido en prestigiosas publicaciones -desde el diario "The New York Times" a la revista "Food Arts"- viaja cada verano a Barcelona para trabajar con su antiguo mentor y propietario del emblemático restaurante El Bulli (Rosas, Girona), el "chef" Ferrán Adriá.
Además, en su tiempo libre, Andrés trabaja como voluntario en Central Kitchen, una organización sin ánimo de lucro de Washington que ofrece comida a los vagabundos y personas sin hogar.
El cocinero, nacido en Mieres (Asturias, norte español) en 1969, descubrió su vocación de niño y a los 14 años comenzó a estudiar hostelería en la Escuela de Restauración de Barcelona.
Poco después, comenzó a trabajar de aprendiz en las cocinas de varios restaurantes prestigiosos, entre ellos El Bulli.
En 1990, se marchó a Nueva York para trabajar en El Dorado Petit, el restaurante que tiene su matriz en Barcelona, donde permaneció durante dos años y medio.
Un año después, se trasladó a Washington y al poco comenzó su andadura en Jaleo, un restaurante español en el centro de la ciudad que sirve tapas y que celebró en abril su décimo aniversario.
El "chef" no tardó en despuntar en una ciudad famosa por sus restaurantes y la exigencia de sus comensales, y en 1998 la revista "Wine Spectator" lo seleccionó como una de las "estrellas sobresalientes" de la cocina.
Los expertos coinciden en que "las tapas" y el ambiente tan especial que se respira en Jaleo revolucionaron la vida gastronómica de la capital de EE.UU.
Andrés enseñó a los washingtonianos lo que son las croquetas, la tortilla de patatas y los "choricitos de Cantimpalo" a la brasa sobre un puré de patata al aroma de ajo. Y los conquistó hasta tal punto que Jaleo está lleno a todas las horas del día.
Estos logros sirvieron para que, ya en 1999, el entonces Presidente Bill Clinton se refiriera a Andrés como "uno de los primeros cocineros de Estados Unidos".