BRASILIA.- El director de Política Monetaria del Banco Central de Brasil (BCB), Ilan Goldfajn, renunció hoy a su cargo tras las críticas de sectores del gobierno y de la empresa privada a la decisión de mantener la tasa de interés en 26,5%, una de las más altas del mundo.
El presidente del BCB, Henrique Meirelles, dijo en conferencia de prensa hoy que aceptó la renuncia de Goldfjan "porque comprende sus razones de retornar al sector privado".
Goldfajn era una pieza clave en la toma de decisiones del BCB desde el año 2000 para la definición de la política monetaria, el control de la inflación y las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional.
Recibió críticas de altos dirigentes del gobierno que esperaban que el miércoles el Comité de Política Monetaria (Copom) bajara la tasa de interés para dinamizar la economía y dar mayor acceso al crédito.
El vicepresidente de la república, José Alencar, se manifestó "decepcionado" por la determinación del Copom y hasta cuestionó la capacidad de algunos ejecutivos del BCB.
El presidente de la Federación de Industrias de Sao Paulo, Horacio Lafer Piva, dijo que "no existen razones para mantener intereses tan altos, que desalientan las inversiones y el crecimiento económico, además de provocar un estancamiento en los planes de reactivación".
Meirelles dijo que la renuncia de Goldfajn "no se originó en presiones de sectores del gobierno" y recordó la independencia del Copom para adoptar determinaciones.
"Goldfajn me informó hace algunos meses que quería retornar al sector privado y le pedí que permaneciera unos seis meses, en el marco de un período de transición", agregó.
En la misma conferencia de prensa, Goldfajn dijo que estuvo tres años en el BCB y decidió volver al sector privado. Manifestó su convencimiento de que el gobierno del presidente Luiz Inácio Lula da Silva "está en el camino adecuado para derrotar a la inflación".
Meirelles ratificó que el BCB "cumplirá con disciplina la política económica de control de la inflación".
Una de las medidas para el logro de ese objetivo fue incrementar desde enero en 1,5% la tasa de interés, que llega al 26,5%.
La decisión de mantener la tasa provocó reacciones negativas en el sector industrial, cuyos ejecutivos consideran que la inflación está bajo control.
El gobierno se ha fijado el 8,5% como meta inflacionaria hasta fines de año. Los primeros 4 meses acumuló 6,15%.
Estudios realizados por organismos especializados aseguran que el índice no será inferior al 12% este año.
