TOKIO.- Alentado por el final de ocho años de deflación, el Banco de Japón (BoJ) podría dar este jueves el primer paso hacia una subida histórica de las tasas de interés empezando a reducir la enorme oferta de liquidez con la que inunda los bancos desde hace cinco años.
Al término de su reunión del miércoles y jueves, los nueve miembros del comité de política monetaria del BoJ anunciarán si terminan o no con la política llamada de "flexibilización cuantitativa", adoptada en marzo de 2001 para contener la caída general de los precios y reactivar la segunda economía mundial.
El anuncio el viernes de un alza de 0,57% de los precios al consumidor en enero, el tercer mes consecutivo de aumento, da al banco central un fuerte argumento para justificar un retorno a las ortodoxia monetaria.
De hecho, los economistas ya no descartan un ajuste monetario a partir del jueves, incluso si la mayoría considera más probable que el BoJ se dará todavía algunas semanas de reflexión y no tomará ninguna medida en abril.
El Boj ya previno que llegado el momento no procedería a un aumento de su principal tasa directiva, mantenida en cero desde hace cinco años.
Antes de poder modificar las tasas, el banco central debe comenzar por reducir el inmenso excedente del saldo de cuentas corrientes de los bancos.
Este saldo fluctúa actualmente en márgenes entre 30.000 y 35.000 millardos de yenes (212.000 a 248.000 millones de euros) mientras que el mínimo requerido sólo totaliza 6.000 millardos.
Según el diario de negocios Nikkei, el BoJ tiene la intención de bajar inicialmente su objetivo de saldo a 10.000 millardos, es decir aún por encima del monto mínimo.
Durante un cierto tiempo, no se esforzará en mantener su tasa diaria por debajo de 0,10%.
La continuación de una política de índice cero después del término de la "flexibilización cuantitativa" es apreciada ampliamente como una concesión al gobierno japonés.
Temiendo un alza de las tasas que aumentaría el costo de su enorme deuda, el gobierno no ha parado de advertir al Boj contra un ajuste monetario "prematuro", agitando el fantasma de un retorno a la deflación y de una aminoración del repunte económico en curso.
El compromiso entre el Banco Central y el ejecutivo parece ahora concluido.
Sin embargo, una política de índice cero no puede ser mantenida eternamente, y la mayoría de los analistas predicen un alza de las tasas a fines de 2006 o comienzos de 2007.