WASHINGTON.- La escalada de los precios del crudo es una batalla política difícil para el presidente George W. Bush y la mayoría republicana en el Congreso, que enfrentan elecciones legislativas en seis meses ante un electorado cada vez más inquieto por la crítica situación.
Tras un receso de dos semanas por la celebración de la Pascua, los parlamentarios parecen intentan ahora recuperar el tiempo perdido para sacar provecho de esta coyuntura, que podría ser muy favorable para unos y devastadora para otros.
Continúe leyendo este artículo