FRANKFURT.- Duras negociaciones se avecinan en el número uno del sector automotor europeo, el grupo alemán Volkswagen (VW), cuya dirección se apresta a enterrar una importante conquista social: la semana laboral de cuatro días, ante la caída de la rentabilidad de la compañía.
La dirección de la empresa y los representantes de los trabajadores se reunirán este viernes para mantener las primeras discusiones, con una agenda de medidas drásticas para reducir costes.
Volkswagen anunció ya la magnitud del saneamiento. En seis plantas principales del oeste de Alemania se retornará a la semana laboral de 35 horas, en lugar del promedio actual de 28,8 horas semanales, sin compensación financiera.
La semana de cuatro días, eje de la organización laboral, está en el banquillo de los acusados.
El presidente de Volkswagen, Bernd Pischetsrieder, se propone alcanzar un acuerdo al respecto antes de noviembre. El objetivo es considerado poco realista por la mayoría de los analistas, por lo que las dicusiones se
presentan difíciles.
Las últimas negociaciones salariales con el sindicato del sector, IG Metall, hace dos años, fracasaron y desembocaron en una huelga.
"No aceptaremos el principio de un aumento de la semana laboral sin contrapartida", advirtió el miércoles el principal negociador de IG Metall, Hartmut Meine.
El sindicato exige garantías de empleo, una participación de los trabajadores en los beneficios y un compromiso formal sobre la producción en Alemania de nuevos modelos, especialmente el sucesor del Golf V.
Volkswagen invoca por su parte problemas de competitividad y un coste laboral demasiado elevado en Alemania. En promedio, los trabajadores de VW perciben salarios 20% superiores a los de la competencia, con Peugeot-Citroen a la cabeza.
Los resultados del fabricante han mejorado estos últimos meses gracias a las supresiones de empleo, pero el camino que resta por andar es largo. Antes de tres años serán suprimidos cerca de 20.000 puestos de trabajo en Alemania en la marca principal de la compañía, Volkswagen, es decir uno de cada cinco empleos.
La supresión de la semana de cuatro días en VW se convirtió en un símbolo en Alemania. Forzando a los asalariados a trabajar más, la dirección reafirma su determinación a mostrar que el fabricante que fuera considerado durante largo tiempo como el escaparate social del capitalismo alemán cambió de era para adaptarse a las leyes del mercado.
El grupo había adoptado en 1994 el principio de la semana laboral de cuatro días efectivos para salvar 30.000 empleos, con el apoyo del entonces jefe de gobierno de Baja Sajonia, Gerhard Schroeder.
La medida fue acogida como una innovación mayor, en una época en la que en casi toda Europa los sindicatos y los partidos de izquierda reflexionaban sobre una política de relanzamiento del empleo a través de una reducción de la jornada laboral.
Según los analistas, el aumento de la jornada laboral tendrá un impacto limitado sobre la situación financiera de VW. "Es insuficiente. Volkswagen no sólo tiene problemas de costos laborales, es el conjunto de la cadena de producción la que es demasiado cara", estimó Rolf Woller, analista de HVB.