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Banco Central no descarta que intervención cambiaria pueda tener efecto en la tasa

Los análisis y proyecciones se dan a conocer a través de la minuta de la pasada reunión del jueves 13 de enero.

28 de Enero de 2011 | 08:44 | ValorFuturo
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El Mercurio

SANTIAGO.- Las moderadas tasas de variación mensual de la inflación, especialmente en las mediciones subyacentes, llevaron al Consejo del Banco Central a mantener la tasa de interés de política monetaria en 3,25% nominal anual en su reunión del jueves 13 de enero.


Según la minuta divulgada este viernes, en la oportunidad se recordó que la estrategia de política monetaria delineada en el Informe de Política Monetaria (IPoM) del 20 de diciembre, contemplaba continuar retirando gradualmente el estímulo monetario, a un ritmo similar al incorporado por las expectativas de mercado en ese momento. Ello incluía la posibilidad de realizar pausas transitorias durante ese proceso de normalización.


Así, la opción de una pausa se justificaba por la evolución reciente de la inflación, que continuaba con moderadas tasas de variación mensual, especialmente en sus mediciones subyacentes. Asimismo, se mantenían vigentes los riesgos negativos del escenario externo. Ello, porque la incertidumbre sobre la situación fiscal y bancaria en Europa no se había moderado, sino que, por el contrario, se sumaban nuevos focos de preocupación. Además, la inflación continuaba aumentando en China y otras economías emergentes, y éstas habían adoptado medidas adicionales de restricción crediticia y monetaria.


Asimismo, se consideraba que la expansividad de la política monetaria se había ido reduciendo en los últimos meses, lo que llevaba a moderar la velocidad de corrección de la tasa de interés. Más aún, el aumento observado en las tasas de interés de los bonos de largo plazo, luego del anuncio de esterilización vía emisión de bonos, contribuía a restar estímulo a la demanda interna, al menos en el corto plazo.
   
Por el contrario, la opción de aumentar la TPM sólo se justificaba porque su actual nivel aún era expansivo, las brechas de capacidad continuaban cerrándose y los términos de intercambio seguían mejorando. A esto se agregaban los mayores riesgos de eventuales shocks de oferta por las alzas en los precios internacionales de las materias primas, incluidos los alimentos y la energía, así como la depreciación del peso. Una preocupación fundamental para la política monetaria era que este tipo de shocks, de darse, no produjeran efectos de segunda vuelta sobre el resto de los precios. Aunque ciertamente el entorno para la política monetaria era más desafiante, no alteraba el escenario base descrito en el IPoM y no justificaba una revisión de la estrategia delineada.


Con todo, a diferencia de las reuniones anteriores, en esta oportunidad parecía recomendable alejarse de la opción mayoritaria de mercado y mantener la TPM en 3,25%.


"No se estimaba que esta decisión gatillara una revisión significativa de la trayectoria esperada para la tasa de interés. La decisión de mantener había estado dentro de las opciones discutidas en los últimos meses, lo que era conocido por los agentes de mercado. Asimismo, la trayectoria de normalización esperada por el mercado tenía implícitas pausas intermedias dentro del año. Las opiniones de la encuesta presentaban un mayor grado de dispersión de lo habitual, encontrándose divididas las expectativas entre las alternativas de mantención de la TPM y alza de 25 puntos base", señala la minuta.


Respecto del anuncio del programa de compra de divisas, todos los consejeros coincidieron en que sus efectos inmediatos habían sido una depreciación del peso frente al dólar, aunque con fluctuaciones importantes en los últimos días, y un aumento en las tasas de interés. Varios consejeros señalaron que aún era prematuro para tener claridad sobre el impacto final de la intervención, pues el mercado cambiario se encontraba en una fase de acomodo y se daba en un contexto de mucha fluidez externa.


Un consejero aseveró que las fuerzas que condujeron a la apreciación del peso no se habían detenido y todavía no era claro en qué nivel se asentaría el tipo de cambio. Otro consejero acotó que no podía descartarse que la intervención cambiaria tuviera un efecto transitorio sobre el nivel del tipo de cambio.


Varios consejeros señalaron que la depreciación del peso podía tener un impacto sobre la inflación, pero acotado al corto plazo. Un consejero agregó que, había poca claridad respecto de la magnitud de este impacto, ya que dependía, entre otros factores, de los márgenes de comercialización, de las presiones de demanda y de cuánto de la apreciación previa ya estaba internalizada en los precios. En todo caso, sostuvo que esta situación no modificaba sustancialmente el panorama de inflación hacia el mediano plazo respecto de uno sin intervención cambiaria.


Algunos consejeros destacaron que tanto la depreciación de la moneda como el aumento de las tasas de interés de mediano y largo plazo moderarían el crecimiento de la demanda interna.


En otro ámbito, la minuta resalta la velocidad a la que las importaciones han venido aumentando en los meses recientes y la sostenibilidad de esa trayectoria. Se indicó que era posible que en anteriores ciclos económicos este comportamiento de las internaciones de bienes fuera coincidente con una excesiva expansión del gasto, por lo que debía examinar con cuidado su evolución. Se destacó también que parte de este incremento podía responder a aumentos transitorios como contraparte de la caída de las compras durante la recesión y otros temas puntuales derivados del terremoto y maremoto. Con todo, se esperaba que la velocidad de expansión de las importaciones disminuyera en lo sucesivo. Un aspecto que llamaba la atención era que la evolución de las ventas de consumo durable no tenía una sintonía tan clara con la del crédito bancario.

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