El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean-Claude Trichet.
EFEBRUSELAS.- La Comisión Europea sugirió hoy la posibilidad de que no se alcancen acuerdos definitivos sobre el segundo paquete de ayuda a Grecia durante las reuniones de ministros europeos del domingo y lunes próximos, como estaba previsto.
Los ministros de Finanzas de la zona euro convocaron una nueva reunión extraordinaria el domingo próximo en Luxemburgo, que se añadirá a la reunión mensual prevista para el lunes, ante la falta de acuerdo en la reunión extraordinaria del Eurogrupo celebrada ayer en Bruselas.
Al término de la reunión de ayer, el ministro de Finanzas belga, Didier Reynders, explicó que los ministros habían avanzado sobre los términos de la financiación de Grecia a corto plazo, pero que es preciso continuar discutiendo sobre las necesidades a largo plazo.
Por su parte, la ministra de Economía y Hacienda española, Elena Salgado, explicó que "lo más importante es que Grecia tenga dinero para financiar lo que necesita en los meses de julio y agosto", para lo que es necesario aprobar el próximo tramo de ayuda del rescate, que se eleva a 12.000 millones de euros.
"El asunto de Grecia será discutido el 19 y 20 de junio. Respecto al resultado, no me comprometo a nada", dijo hoy el portavoz de Asuntos Económicos y Monetarios, Amadeu Altafaj.
"Por el momento, los ministros de finanzas deben abordar el próximo tramo del rescate, de 12.000 millones, como fue indicado en la declaración (de la UE y el FMI) al finalizar la cuarta misión (de los organismos al país)", añadió el portavoz.
Antes de entrar en la reunión de ayer, el ministro de Finanzas belga avanzó que el segundo plan de ayuda para Grecia podría ascender a unos 80.000 millones de euros, a los que se sumarían la aportación de 25.000 millones del sector privado, sumando así en torno a 105.000 millones, aunque estas cifras no son definitivas.
Precisamente, la integración del sector privado en el rescate de Grecia es uno de los puntos de mayor desencuentro en la zona euro, entre una Alemania partidaria de que los inversores paguen parte de la factura y el Banco Central Europeo, que teme las consecuencias que este extremo podría provocar en el conjunto de la zona euro.