BRUSELAS.-La zona euro, fragilizada por nuevas disensiones, intentará este lunes avanzar en el segundo plan de rescate de Grecia y la espinosa cuestión de la participación de los bancos, en un momento tenso por el temor de que la crisis de la deuda se extienda a Italia.
Los ministros de Finanzas de la unión monetaria, integrada por 17 países, se reunirán el lunes a las 15.00 horas (13.00 horas GMT) en Bruselas. Los del conjunto de la Unión Europea, formada por 27 Estados, lo harán el martes.
Por el momento no se espera ninguna decisión definitiva, ya que la conclusión del segundo paquete de ayuda financiera a Grecia se ha postergado hasta septiembre.
El primer objetivo de la reunión será acercar posiciones sobre la contribución del sector privado en el nuevo rescate de Grecia, tras un primer plan trienal acordado en 2010 por 110.000 millones de euros.
Los desacuerdos sobre esta propuesta promovida por Alemania fueron atizados por la agencia de calificación financiera Standard & Poor's, que amenazó con declarar Grecia en "default selectivo" si prospera la propuesta francesa.
Ésta prevé que los acreedores privados de Grecia (bancos, fondos de pensión, etc.) reinviertan automáticamente parte de los bonos públicos griegos en su haber en papeles con un vencimiento a cinco o treinta años.
Berlín por su lado defiende un reescalonamiento de la deuda griega, por el que los acreedores privados intercambiarían los bonos que expiran próximamente por otros con un vencimiento más largo, para darle así tiempo a Atenas de sanear sus cuentas públicas y ser solvente.
Pese a la amenaza de las agencias calificadoras, la idea de recurrir a una solución que implique durante un período limitado de tiempo un "default selectivo" de Grecia parece avanzar entre los líderes europeos.
"Si la contribución obligatoria (de los bancos) llevase a una suspensión de pagos pequeña y aislada, no sería tan tremendo", considera el ministro holandés de Finanzas, Jan Kees de Jager.
Según diplomáticos, las opciones estudiadas no implicarían forzosamente un "acontecimiento de crédito", ante el cual los acreedores privados de Grecia activarían los seguros contra impago (CDS en la jerga financiera).
El problema es que el Banco Central Europeo (BCE) podría dejar de aceptar obligaciones griegas como garantía para refinanciar a los bancos de ese país, lo que los condenaría rápidamente a la quiebra.
Por el momento, la institución central con sede en Fráncfort se mantiene firme. El jueves reiteró su oposición a toda suspensión de pagos por parte de Grecia, ya sea total o parcial.
El resultado es que el lunes hará falta "hacer un poco de limpieza" entre las ideas planteadas, según una fuente gubernamental.
El tiempo apremia para los ministros europeos, ya que Italia se encuentra bajo la presión de los mercados de deuda. El viernes, los rendimientos de sus bonos alcanzaron niveles récord.
El sector bancario también retendrá la atención la semana próxima, ya que el viernes 15 se publican los resultados de una nueva serie de pruebas de resistencia, muy esperadas.
El objetivo es evitar los errores cometidos durante el precedente ejercicio de hace un año, que resultó incapaz de señalar las fallas del sistema bancario irlandés.
Las pruebas nuevas serán mucho más severas, aunque entre las situaciones extremas previstas no se contempla la hipótesis de que un Estado de la zona euro suspenda pagos.
En un documento preparatorio para la reunión del martes, los Estados europeos dijeron estar dispuestos a rescatar a los bancos, en caso de graves dificultades.