SAO PAULO.- La Justicia brasileña determinó hoy la suspensión inmediata de las obras del polémico proyecto hidroeléctrico Belo Monte, que se lleva a cabo en la Amazonía y prevé el desvío del cauce del río Xingú.
El juez federal Carlos Eduardo Castro Martins prohibió al Consorcio Norte Energia S.A. (Nesa), responsable de la obra, realizar cualquier tipo de alteración del río Xingú, según relató la estatal Agencia Brasil.
La decisión fue una respuesta a la solicitud interpuesta por la Asociación de los Criadores y Exportadores de Peces Ornamentales de Altamira (Acepoat), que argumentó que el desvió del río y la canalización pueden perjudicar la actividad económica de 1.000 familias de piscicultores.
La sentencia prohíbe la "implantación de un puerto, explosiones, canalización, excavación y cualquier obra que venga a interferir en el curso natural del río Xingú", situaciones que puedan obstaculizar la "alteración de la fauna ictiológica" y podrán traer perjuicio a las comunidades que viven de la pesca artesanal.
Con la construcción de la hidroeléctrica, según el gremio de piscicultores, la actividad apenas podrá ser retomada definitivamente en 2020, plazo que el juez no consideró razonable por tratarse de una actividad de subsistencia.
El incumplimiento del fallo acarreará una multa de 200.000 reales diarios (unos 108.873 dólares) y el consorcio tiene derecho de apelar la sentencia.
La construcción de la central ha sido resistida por habitantes de la etnia indígena Kayapo, quienes han realizado una campaña con alcance internacional para buscar apoyo contra ella.
Promovido por Rousseff
El fallo no contempló la paralización de las obras para instalación del campamento de los trabajadores, que también están en ejecución.
En el norteño estado de Pará se emplazará la que será la tercera mayor hidroeléctrica del mundo por detrás de Itaipú, que comparten Brasil y Paraguay, y la china de Tres Gargantas.
El proyecto de Belo Monte fue planteado en la década de 1970 por el gobierno militar que gobernaba entonces el país y reflotado en los últimos años por el Gobierno del ahora expresidente Luiz Inácio Lula da Silva.
A la hora de retomar el proyecto también tuvo un importante papel la actual presidenta brasileña, Dilma Rousseff, quien fue una de sus promotoras cuando era ministra. Lo considera como una de las iniciativas energéticas más importantes para la Amazonía.
La represa de Belo Monte, que debería entrar en operaciones en 2015, será construida a un coste de unos 10.600 millones de dólares y su capacidad de generación sería de un máximo de 11.233 megavatios en las épocas de crecida del río Xingú.
El Gobierno brasileño defiende la necesidad de Belo Monte para garantizar el abastecimiento de energía al país, a la vez que niega que la obra vaya a inundar las tierras indígenas, mientras que ecologistas se oponen a la polémica obra.