DAVOS.- Varios de los jefes de empresas más importantes del mundo reconocieron hoy que el capitalismo está agravando las desigualdades sociales, pero consideran que es mejor que cualquier otra alternativa.
Así lo ratificó David Rubenstein, cofundador del Carlyle Group, quien dijo que el "capitalismo podría ser el peor de los sistemas, excepto por cualquier otro sistema".
La crisis de la deuda europea y la inminente desaceleración en los países más desarrollados dominan la reunión de este año a la que asisten 2.600 líderes empresariales y políticos.
La presencia de manifestantes acampados en un iglú cerca del centro de reuniones ha sido una forma de presión sobre los asistentes al foro a tener en cuenta los miedos de los trabajadores al analizar los problemas económicos del mundo.
El movimiento de los Indignados y otras protestas han llamado la atención del mundo sobre la desigualdad, el desempleo persistente y la pobreza creciente. El mundo empresarial culpa a los gobiernos.
La reforma “no tiene que ver tan sólo con las empresas y la codicia. Tiene que ver con la toma de decisiones”, dijo el director general de Alcatel-Lucent, Ben Verwaayen. “¿Por qué Europa (y sus gobernantes) necesitan dos años para llegar a una conclusión que sabían debían de enfrentar de todas maneras?”
No entró en detalles, pero aparentemente se refería al reconocimiento de la gravedad de la crisis y la necesidad de medidas audaces, con la decisión de unificar la administración económica de los países que usan el euro.
Brian Moynihan, director general del Bank of America, obligado por las protestas de Ocupemos Wall Street a desistir de cobrar una tarifa de 5 dólares sobre las tarjetas de débito, dijo que los bancos “hicieron mucho” para reducir los excesos y que los ciclos de expansión y desaceleración son parte de la estructura capitalista.
Otros sostuvieron que el proceso no es inevitable, y que los gobiernos deben asumir un papel más enérgico al regular los negocios.
Sharan Burrow, secretaria general de la Confederación Sindical Internacional, dijo que hemos “perdido la brújula moral” y advirtió que si los gobiernos no invierten en la protección social ahora, “vendrá una turbulencia social que a nadie le va a gustar”.
El director general de Deloitte, Joe Echeverría, habló de desarrollar un “capitalismo compasivo”. “Hay que aceptar la regulación, equilibrar la necesidad de proteger a la sociedad con la de evitar ahogar el crecimiento”, dijo Echeverría en Davos. “Creo que eso debe manifestarse a través de las decisiones que toman los gobiernos y las empresas”, agregó.
Encuestas previas al foro indicaron que cundía el pesimismo entre los jefes de empresa al tiempo que caía la confianza del público en los líderes tanto empresariales como políticos, alimentando la sensación de fragilidad que aqueja a las economías estadounidense y europea y el temor de que arrastren consigo a la economía mundial.