LISBOA.- Portugal vive esta semana bajo la observación de acreedores y mercados ante la persistencia de temores de que este país, sometido ya a asistencia internacional, necesite más fondos para estabilizar sus finanzas.
La "troika" de acreedores -Unión Europea (UE), Fondo Monetario Internacional (FMI) y Banco Central Europeo (BCE)- comienza el miércoles, y por dos semanas, su tercera evaluación de la aplicación de las reformas exigidas tras la concesión en mayo de 2011 de una ayuda a Lisboa de 78.000 millones de euros en tres años.
Las dos primeras evaluaciones fueron satisfactorias. En la nueva misión está en juego la entrega de un nuevo tramo de ayuda de 14.900 millones. Hasta ahora, se entregaron a Lisboa unos 40.000 millones de euros.
Sin embargo, varias voces se elevan contra los objetivos de retorno a la estabilidad fijados por el gobierno de centro derecha, al considerarlos demasiado ambiciosos como para alcanzarlos en los plazos requeridos.
El gobierno consiguió, como estaba previsto, reducir en 2011 el déficit presupuestario por debajo del 5,9% del PIB, pero únicamente gracias a la contabilización de 6.000 millones de euros de fondos de pensiones como parte de las arcas del Estado.
Al mismo tiempo, las medidas de austeridad --alza de impuestos, reducción de salarios, flexibilización del mercado laboral-- provocarán este año un retroceso de la economía del 3%, y un desempleo de más del 13%.
"La troika debe tomar la iniciativa y hacer un reajuste", opinó el ex ministro de Finanzas Eduardo Catroga, que había negociado en abril de 2011 junto a los socialistas y en nombre del Partido Socialdemócrata (centro derecha), ahora en el poder, el primer plan de ayuda a Portugal.
"La troika aceptó en abril-mayo (2011) una serie de hipótesis que hay que revisar" un año después, añade Catroga.
"Esperamos que los responsables políticos otorguen fondos suplementarios a Portugal de entre 30.000 a 50.000 millones de euros hasta 2014", afirmó por su lado Goldman Sachs en una reciente nota de análisis.
La hipótesis de una nueva ayuda a Portugal tomó cuerpo tras una espectacular alza de las tasas de interés a largo plazo, y el temor de que Portugal --a diferencia de lo esperado-- no pueda retornar a los mercados en 2013 para financiarse por su cuenta.
El gobierno del primer ministro Pedro Passos Coelho reiteró por su lado que, a diferencia de Grecia, su país iba a respetar sus compromisos.
Era una manera de tranquilizar a los mercados, que aparentemente tuvo éxito, pues las tasas de interés portuguesas cayeron de 17 a 13%.
Pero una conversación privada entre el ministro portugués de Finanzas Vitor Gaspar y su homólogo alemán Wolfgang Schäuble, captada por una televisión portuguesa, reactivó los temores. El ministro alemán expresó en efecto a su interlocutor su disposición de realizar un "ajuste" al programa de ayuda a Portugal.
Aunque se concreta la hipótesis de una nueva ayuda al país, se excluye que la troika la anuncie al término de esta misión, cuyo objetivo es evaluar las reformas en curso: transportes, energía, sector inmobiliario, mercado laboral y justicia.
A diferencia de Grecia, el descontento social en Portugal se ha expresado mediante vías esencialmente pacíficas. Pero la principal central sindical portuguesa, la CGTP, lanzó el sábado pasado una seria advertencia al congregar en Lisboa contra la austeridad a unas 300.000 personas, según su propia evaluación.