El ex primer ministro de Islandia, Geir Haarde (al centro), sentado en una corte en Reykjavik, hoy, lunes 5 de enero, junto a sus abogados.
APREIKIAVIK.- Islandia inició el lunes un juicio contra el ex primer ministro Geir Haarde por no impedir el desastre financiero en 2008, en lo que se cree es el único juicio del mundo a un líder político por la crisis económica.
Los tres mayores bancos de Islandia colapsaron a fines de 2008 tras años de expansión impulsada por la deuda. El país, de apenas 320.000 habitantes, se vio obligado a pedir prestados unos US$ 10.000 millones al Fondo Monetario Internacional (FMI) y otros prestamistas.
El Parlamento aprobó en 2010 procesar a Haarde por la crisis en un tribunal político especial creado en 1905 y que nunca se había utilizado antes.
El ex primer ministro ha negado los cargos. "Ninguno de nosotros era consciente entonces de que había algo sospechoso con el sistema bancario en sí, como ahora parece que era el caso", dijo Haarde al tribunal en el interrogatorio preliminar del fiscal especial que investiga delitos relacionados con la crisis.
Muchos islandeses culpan de la crisis a un pequeño grupo de empresarios, banqueros y políticos estrechamente relacionados. A Haarde se le acusa de negligencia por no tomar medidas adecuadas para preparar al país de un inminente desastre financiero. También se le acusa de no controlar a los bancos, que ampliaron sus hojas de balance unas nueve veces el valor de la economía islandesa en los años precedentes a la crisis.
Haarde, que fue primer ministro desde 2006 hasta principios de 2009, se enfrenta a dos años de prisión si se le declara culpable. Los mayores bancos islandeses fueron nacionalizados a fines de 2008, después de que la crisis de crédito provocada por la caída de Lehman Brothers congelara su acceso a fondos.
Islandia garantizó las operaciones nacionales de los bancos y dejó que sus operaciones internacionales cayeran en bancarrota. La economía nacional cayó en picada y el país se vio obligado a imponer controles de capital para apuntalar el valor de su moneda, la corona.
La economía islandesa ha empezado a recuperarse de la crisis. A finales del año pasado volvió a financiarse en los mercados internacionales de bonos y recuperó su nota de Fitch para inversiones en febrero.
La fiscalía dice que el Gobierno tenía el deber de intervenir para impedir que los bancos se vuelvan demasiado grandes para ser rescatados en caso de una crisis, trasladando la carga de su deuda a los contribuyentes. Altos directivos de Kaupthing Bank fueron acusados el mes pasado de fraude y manipulación de mercado.