SANTIAGO.- Chile junto a otros doce países de América latina, elaboraron el primer Nomenclador Común Regional (NCR) que establece un lenguaje común y estándar para identificar cada uno de los servicios que se comercian internacionalmente.
Al respecto, el presidente de la coalición de exportadores de servicios, de la Cámara de Comercio de Santiago (CCS), Juan Antonio Gálmez, explicó que "con este nuevo instrumento América Latina ha dado un paso innovador en materia de comercio exterior, ya que es la primera región en el mundo que ha logrado acordar un lenguaje universal para identificar los servicios transados internacionalmente".
Creada en el marco de la Asociación Latinoamericana de Exportadores de Servicios (ALES), esta poderosa herramienta pretende convertirse en un pilar fundamental para el desarrollo de las exportaciones de servicios en los próximos años.
La iniciativa cuenta con más de 200 partidas que uniforman la denominación de los servicios de: ingeniería, arquitectura, diseño gráfico, tecnologías de información y comunicaciones, educación, médicos y financieros. También facilita el comercio y las negociaciones internacionales, haciendo las veces de un verdadero sistema armonizado para el comercio exterior de servicios. El nomenclador estandariza tipologías e implanta un lenguaje común entre los países en esta materia.
EL NCR es el primer gran producto emanado de la ALES, conformada por cámaras de comercio y organismos públicos promotores de exportaciones de trece naciones de la región.
La Asociación Latinoamericana de Exportadores de Servicios está apoyada por el Banco Interamericano y Desarrollo (BID) para potenciar las exportaciones de servicios de América Latina.
En nuestro país, este trabajo ha sido gestado en forma mancomunada por ProChile y la Coalición de Exportadores de Servicios de la Cámara de Comercio de Santiago (CCS), que son los representantes a nivel nacional de esta asociación internacional.
En términos referenciales, los países miembros de ALES, en conjunto, exportan servicios por más de US$ 60.000 millones al resto del mundo, captando muchos de los proyectos de offshoring de EE.UU. y Europa.