Test drive: Probamos el Freelander 2, el SUV citadino con alma de todoterreno

SANTIAGO.- Visto desde afuera su look no dice mucho, pero su andar habla por sí solo. Es el Freelander 2, del fabricante inglés Land Rover, que Emol tuvo oportunidad de probarlo en su versión de motor de 3.2 litros.

Basta con abordarlo para borrar esa impresión inicial de vehículo duro y poco amigable. Su espacio interior, altura de asientos y visibilidad general, aportan a la seguridad pasiva de este SUV citadino que en pavimento liso hace aflorar sus principales cualidades.

Aun cuando no destaca por su aceleración -pese a que alcanza los 100 km/h en 8,9 segundos-, la segunda versión del Freelander -que viene más equipado de serie- copia el camino de manera destacada y lee las curvas sin dificultad, merced a su dirección "extremadamente" asistida.

A ello se suma una suspensión que otorga un sólido desempeño y transmite plena seguridad al conductor, aislándolo de los movimientos bruscos en zonas alejadas al pavimento del Cajón del Maipo.

La tierra, piedrecillas y desniveles fueron buena prueba para exprimir el alma del Freelander y su sistema Terrain Response, que amolda la tracción, el motor y la suspensión, al terreno por el cual se desplaza.

Y qué decir del control de descenso de pendientes (HDC), que va literalmente "enganchando" el vehículo en forma electrónica y exime del uso del pedal de freno.

Lo cierto es que este Freelander 2 Rover asume con autoridad el desafío de mantener la calidad de off-road de Land Rover y de rodar con confort en cualquier superficie.

Este modelo en nuestro país se encuentra disponible desde los $19.900.000 en su versión de entrada, que incluye asientos eléctricos, bluetooth, llantas de aleación (17 pulgadas), sensor de lluvia, Parking Aid (sensor de estacionamiento) y el sistema de tracción integral.