Una vista de la ciudad de Iquique, en Chile, al anochecer.
Ricardo Kelly, El Mercurio.
SANTIAGO.- Chile, el tercer receptor de la inversión extranjera en América Latina, se promociona estos días como un destino seguro para las empresas españolas, que ya ocupan un papel preponderante en este país y que se han visto sacudidas por las recientes expropiaciones en Argentina y Bolivia.
Con inversiones acumuladas por valor de 15.000 millones de dólares en las últimas dos décadas, España es el segundo inversionista histórico en nuestro país, solo superado por Estados Unidos. En 2011, a pesar de la crisis, se situó en tercer lugar, con 795 millones de dólares, según cifras del Comité de Inversiones Extranjeras de Chile (CIE).
"El interés de las empresas españolas por venir a Chile es evidente toda vez que el número de visitas y de consultas va en aumento,” explicó Matías Mori, vicepresidente ejecutivo del organismo estatal.
La crisis en España, sumida en su segunda recesión en tres años, ha llevado a las empresas hispanas a buscar una vía de escape en Latinoamérica, hasta el momento inmune a la convulsa coyuntura europea.
Esta segunda oleada es protagonizada por pymes, en especial las dedicadas a las energías renovables, y al tratamiento y desalinización del agua para dar servicio a las mineras, enclavadas en el desierto de Atacama y motor de crecimiento del país.
De hecho, explicó el consejero económico y comercial de la embajada Española en Chile, José Antonio García, el gobierno de Mariano Rajoy quiere hacer de la internacionalización de las empresas "una política fundamental y prioritaria de su acción en el exterior".
Confianza
Como parte de su labor, García traslada a los ejecutivos la conveniencia de fomentar la responsabilidad social empresarial y de cuidar su imagen para contrarrestar la mala percepción que las multinacionales españolas tienen en Chile y que, admite, le "preocupa".
Esa política se ha topado, además, con las recientes expropiaciones de YPF en Argentina y de Red Eléctrica Española en Bolivia, que han causado incertidumbre y podrían desencadenar una reestructuración de las inversiones en la región.
"Sin duda alguna ya se está viendo una desviación" de flujos, opina García, que se remite a un informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) que situó a Chile como el tercer receptor de inversiones en la región en 2011, con 17.229 millones de dólares.
La lista la encabezan Brasil, con 66.660 millones, y México, con 19.440 millones, dos países cuyo territorio y población superan con mucho al de Chile, con apenas 17 millones de habitantes.
"Esos datos muestran cómo huye la inversión de los países en los que no tienen ninguna seguridad ni jurídica ni administrativa", condiciones que sí se respetan en Chile, destaca García.
De hecho, añade, la Administración española no ha requerido contactos con el Ejecutivo chileno sobre las expropiaciones en los países vecinos. "Chile está muy lejos de esa realidad", enfatiza.
Entre los empresarios cunde también esa opinión. Rubén Díez, gerente de Administración y Finanzas de Sacyr Chile, considera que lo que sucede con las naciones vecinas "no es extrapolable" a nuestro país, una opinión sostenida por las firmas hispanas con presencia aquí.