MADRID.- La prima de riesgo española, el diferencial entre el bono español a diez años y el alemán del mismo plazo, disparó hoy hasta los 478 puntos básicos, lo que supone, al cierre del mercado, la cifra más alta desde la implantación del euro.
Las dudas sobre el futuro de Grecia y el sistema financiero español, que necesitará más de 22.000 millones de euros para hacer frente a las nuevas provisiones exigidas por el Gobierno, han provocado que la prima de riesgo se haya incrementado hoy en 24 puntos básicos, desde los 454 en los que comenzaba la sesión.
No obstante, durante la jornada, ha llegado a repuntar hasta un máximo de 492 puntos básicos. La rentabilidad del bono español a diez años también se ha disparado hoy hasta el 6,22%, desde el 6,04% del inicio de la jornada, mientras que su homólogo alemán cerraba en 1,45%.
Pese a este repunte de la prima de riesgo, el Tesoro español ha logrado colocar 2.903 millones de euros en letras a doce y dieciocho meses, aunque ha tenido que elevar ligeramente el interés de ambas denominaciones. No obstante, la puja ha tenido una gran demanda, más de 6.300 millones de euros, lo que supone más del doble del objetivo de colocación, que oscilaba entre 2.000 y 3.000 millones.
Francia también ha adjudicado hoy 7.260 millones de euros de deuda a corto plazo con tipos de interés a la baja en dos de sus tres líneas y al alza en la tercera, mientras que en Italia el Tesoro ha conseguido colocar 5.250 millones en distintos bonos a largo plazo, en la que mantuvo prácticamente sin cambios la rentabilidad.
Tras sendas subastas, la prima de riesgo de Francia ha cerrado en los 137 puntos básicos, mientras que la italiana se ha elevado hasta los 424. La incertidumbre sobre la formación o no de un gobierno de coalición en Grecia ha hundido la bolsa de ese país un 4,56%, y ha elevado su prima de riesgo hasta los 2.612 puntos básicos, frente a los 2.325 que marcaba esta mañana.
Por último, los seguros de impago de deuda (credit default swap o CDS), relativos a los bonos a diez años de España para cubrir la posibilidad de impago de US$ 10 millones, se cambiaban al cierre a US$ 504.000 anuales, superior a los 483.000 del cierre del viernes, con lo que se convierten en los sextos más caros del mundo.