Presidente del BCE, Mario Draghi.
EFEBERLIN.- Los países de la eurozona están analizando la posibilidad de que el Banco Central Europeo (BCE) renuncie a los beneficios de los bonos soberanos de Grecia que posee, con lo que Atenas tendría que devolver 15.000 millones de euros menos.
Así lo aseguró hoy el diario digital alemán "Welt Online", que sin citar fuentes publica cuatro escenarios posibles con los que se trabaja en Bruselas y Frankfurt para solventar la crisis griega, entre los que se incluyen desde un tercer paquete de ayudas a la declaración de insolvencia helena.
La propuesta que implica al BCE apunta que la autoridad monetaria que preside Mario Draghi adquirió deuda pública helena claramente por debajo de su valor nominal y que Atenas podría devolver al final del tiempo de maduración el 100% del nominal, pero no los intereses.
El documento argumenta que ya en el segundo rescate griego se aplicó esta fórmula para la deuda helena que poseían algunos bancos centrales del Eurosistema.
El Fondo Monetario Internacional (FMI), parte de la "troika" que revisa las cuentas públicas griegas, indicó recientemente en un informe que la reestructuración de la deuda helena que posee el BCE podría tener un importante efecto tanto en Atenas como en Madrid y Roma.
En las últimas semanas se ha especulado con la posibilidad de que Atenas precise ayuda financiera extraordinaria para cumplir con sus obligaciones ya que durante la doble campaña electoral y la formación de gobierno se paralizaron las reformas y recortes.
Según un documento interno difundido recientemente por el diario "Süddeutsche Zeitung", Berlín estima que Atenas cuenta con un agujero de al menos 10.000 millones de euros.
A eso habría que añadir que el nuevo Ejecutivo griego del primer ministro Andonis Samaras está tratando de renegociar con Bruselas los tiempos del ajuste, para ganar al menos dos años más de plazo para la implementación de recortes y reformas.
El Gobierno alemán consideró "impensable" un nuevo debate en el Bundestag (cámara baja alemana) para acordar un tercer paquete de ayuda financiera a Atenas cuando aún están en marcha los dos primeros, lo que, a falta de propuestas como la del BCE, empujaría al país heleno a la quiebra.