BUENOS AIRES.- Argentina dará por terminado el viernes el corralito bancario que en 2001 dejó atrapados en los bancos unos 70.000 millones de dólares de miles de ahorristas, al pagar la última parcela de un bono que recibieron los damnificados.
"Independencia económica", "Terminamos de pagar el corralito" "Sin deuda, somos más libres", se lee en tres televisores ubicados en el hall central del Ministerio de Economía, que mediante un reloj cuenta las horas, minutos y segundos que restan para pagar unos 2.300 millones de dólares de la última cuota del Boden 2012.
El Boden 2012 es un bono en dólares que nació del bloqueo de depósitos bancarios (corralito) de fines de 2001 y fue ofrecido a los ahorristas como una alternativa a la pesificación compulsiva de sus cuentas bancarias en dólares.
Los detalles de la operación que cancelará la última de ocho cuotas que se comenzaron a pagar en 2005, por un monto global de 19.600 millones de dólares, serán anunciados por la presidenta Cristina Kirchner en un acto el jueves en la Bolsa de Comercio de Buenos Aires.
"No es un capricho presentar esta operación como un acto de independencia, en un marco internacional donde el costo de la salida de la crisis la está pagando la gente", dijo el jueves el ministro de Economía, Hernán Lorenzino.
El corralito fue uno de los hechos más traumáticos de la debacle económica que derivó en la caída del entonces gobierno de Fernando de la Rúa (1999/2001), el 20 de diciembre de 2001, en medio de una rebelión popular que dejó una treintena de muertos.
En aquellos días cuando se sucedieron cinco presidentes en una semana, Argentina declaró el default por unos 100.000 millones de dólares, el más abultado de la historia.
El exministro de Economía Roberto Lavagna, artífice de la reactivación argentina a partir de 2002, aseguró a la AFP que el corralito fue un "acto desesperado que no hizo más que agravar la situación".
"El corralito, que después fue seguido por el corralón (bloqueo de cuentas corrientes), inmovilizó todos los depósitos del público en los bancos y fueron (ambos) un mal remedio, un intento de no reconocer la realidad", señaló Lavagna, crítico de la convertibilidad con paridad cambiaria uno a uno del peso y el dólar, vigente entre 1991 y 2002.
Según Lavagna, en 2001 lo que había que hacer era "cambiar el conjunto de la política económica".
Para el ex funcionario, el corralito dejó "cicatrices en la conciencia colectiva" de los argentinos.