NUEVA YORK.- El magnate mexicano Carlos Slim será el centro de una campaña de protestas en Nueva York de líderes de su comunidad contra lo que alegan son prácticas monopolística y "abusivas" de sus compañías telefónicas y pedirán un boicot contra unos grandes almacenes de esta ciudad donde tiene acciones.
A la campaña, convocada por la coalición "Dos países, una voz", se han unido activistas y políticos locales, así como miembros del grupo "Yo soy 132", surgido durante la campaña electoral mexicana, y el movimiento Ocupa Wall Street.
"Creemos que es importante que el pueblo de EE.UU. sepa que el nivel de responsabilidad social (con el pueblo mexicano) que ha venido manejando Slim deja mucho que desear", dijo a Juan José Gutiérrez, codirector de "Dos países, una voz".
Aseguró que Slim se ha convertido en el hombre más rico del mundo "sobre las espaldas de los pobres" que según Gutiérrez, tienen que pagar tarifas "exorbitantes" por los servicios de sus empresas en México, donde controla cerca del 80 % de ese mercado con Telmex.
Gutiérrez dijo además que los mexicanos no tienen más alternativa que usar los servicios de las empresas de Slim "porque no existe competencia".
Recordó que Slim adquirió la empresa pública de teléfonos de México bajo la presidencia de Carlos Salinas "alegando que estaba quebrada y en menos de lo que canta un gallo se convirtió en una de las más rentables del mundo y sirvió de trampolín a un desconocido para convertirse en el hombre más rico del mundo".
Agregó que pese a que los latinos y en específico los mexicanos deberían estar orgullosos de Slim, "en México, donde cerca del 50 % de la población vive en pobreza extrema, no es justo que siga acumulando riqueza sobre sus espaldas".
"No porque vivamos en un mercado libre se debe permitir que se carguen cuotas exorbitantes", dijo Gutiérrez y agregó que durante cuatro días, a partir del próximo lunes, se proponen realizar una vigilia frente a los grandes almacenes Saks Fifth Avenue, donde Slim controla el 16% de las acciones.
Slim también fue centro de una protesta el pasado mayo en Washington, cuando recibió un doctorado Honoris Causa por su labor filantrópica.