SANTIAGO.- En el marco de la discusión del Proyecto de Ley en trámite sobre la Tasa Máxima Convencional, la Cámara de Comercio de Santiago (CCS) realizó un análisis, plasmado en un documento, en el que evalúa y plantea nuevas propuestas. La CCS hizo llegar este estudio al ministro y al subsecretario de Hacienda, Felipe Larraín y Julio Dittborn, respectivamente, y a todos los integrantes de la Comisión de Economía del Senado.
El informe, elaborado por el Departamento de Estudios de la CCS fija la posición de la institución sobre el tema de la Tasa Máxima Convencional, en una materia que es especialmente sensible para las empresas del comercio financiero.
En su evaluación del proyecto el gremio sostiene que la drástica reducción de la TMC contemplada en el Proyecto restringiría la gama de precios y operaciones generadas por el mismo mercado y, lejos de perfeccionar la institucionalidad actual, contribuiría a profundizar sus debilidades. “Estimamos que la nueva normativa se traducirá en un debilitamiento de la competencia, en una menor disponibilidad de productos de microcrédito y en una pérdida de acceso al financiamiento en los sectores de menores ingresos”, sostiene el estudio.
La institución valoró mucho el avance que significa segmentar el tramo de créditos hasta 200 UF, lo que permite reconocer la alta heterogeneidad que existe en las operaciones de bajos montos. Sin embargo, considera de gran importancia mantener la actual base referencial del cálculo de la TMC (es decir, que la tasa de referencia sea la que corresponde a cada tramo) y avanzar, en cambio, en definir un nuevo factor que remplace el actual 1,5 que se aplica sobre la tasa promedio del rango.
De acuerdo al documento elaborado por la CCS “la discrecionalidad de los factores aditivos de 20%, 18% y 15% contemplados en el proyecto corre el riesgo de dejarlos en obsolescencia, en caso de haber cambios significativos en los mercados financieros locales o globales. Son porcentajes fijos, que no han sido anclados a ningún criterio objetivamente medible de riesgo o de costo. Tal como aparecen en el proyecto, parecen desvinculados de la realidad de mercado. Si bien hoy pueden guardar cierta consistencia con los demás niveles de tasas, nada asegura que lo harán en el futuro. A nuestro parecer, la forma de corregir esta anomalía es manteniendo el factor base de referencia indexado a los promedios del mercado, como un factor multiplicativo”.
A juicio de la CCS, es necesario introducir un factor de gradualidad en la implementación de la nueva norma, con el fin de facilitar a los proveedores de crédito un período de adaptación para la incorporación plena de la nueva TMC. “Sin embargo, estimamos que el tiempo considerado en el proyecto, que fluctuaría entre 11 o 13 meses, es extremadamente breve. Por la envergadura de los cambios contemplados en la Ley, los proveedores de créditos requerirán de por lo menos 24 meses para adecuarse a la rebaja de ingresos y las adaptaciones de sistemas operativos”.
El estudio plantea además que considerando la inestabilidad y volatilidad de los mercados financieros internacionales y los riesgos de recesión global, concordamos en que el proyecto contemple mecanismos de freno en la rebaja.
“Estimamos, eso sí, que es importante que el proyecto avance en objetivar el concepto de crisis, en términos de crecimiento del crédito, o del PIB, o de niveles de riesgos de cartera. Nada hace suponer una crisis en la economía chilena, pero sí una desaceleración importante, que también puede hacer valedera la posición de suspender transitoriamente la aplicabilidad de la norma”, sostiene el gremio.
Finalmente, la CCS postula impulsar conjuntamente iniciativas complementarias que contribuyan a incentivar la competencia y transparencia del mercado, de manera de facilitar reducciones en las tasas de interés, al tiempo de mejorar la educación en los consumidores.