BRUSELAS.- El reactor nuclear Tihange 2, situado en el sur de Bélgica, sufre daños más importantes de lo que se creía hasta hace unos días. Expertos detectaron en las últimas horas una erosión profunda que afecta al recinto de confinamiento de la central.
El hallazgo se registró durante la revisión que se lleva a cabo en el complejo, que permanece cerrado.
A diferencia de las fisuras en la superficie, que tienen menos de una decena de centímetros de profundidad, se sospecha que los daños ahora detectados, causados por la degradación del hormigón, podrían implicar una erosión mucho más profunda.
El recinto exterior del reactor, que tiene 80 centímetros de espesor, está hecho con hormigón armado y reforzado con un importante número de barras de acero. Su función es protegerlo contra agresiones externas, como la caída de un avión.
Proceso delicado
Fuentes de Electrabel, la empresa encargada de la explotación de la central, señalaron que la reparación completa de ese recinto es un proceso delicado que no se puede hacer en condiciones climáticas adversas, como cuando sopla un fuerte viento, cuando llueve o hace mucho frío.
El problema "llega a 30 centímetros de profundidad. Hemos planteado varias cuestiones a Electrabel. Hay que examinar el proceso de degradación y verificar si el hormigón se vuelve poroso", indicaron fuentes próximas al análisis.
La cuestión no entraña problemas de seguridad, ya que el reactor está detenido y su combustible radiactivo fue vaciado.
En Bélgica hay otro reactor, Doel 3, que permanece cerrado como medida de seguridad hasta finales de noviembre, tras detectarse indicios de fisuras en la vasija de su reactor.