SANTIAGO.- Un estudio realizado en conjunto por Chilquinta Energía S.A. y Grupo ALTO, empresa especializada en la prevención de delitos patrimoniales, sacó a la luz y sitúa en su real dimensión el hurto de electricidad, exponiendo la situación de la Región de Valparaíso como un ejemplo concreto de lo que ocurre en muchas ciudades de Chile.
Bajo el supuesto de una manzana con una torre de departamentos de 10 pisos (10 departamentos por piso) y 8 casas circundantes, el nivel de pérdidas "no técnicas" a 12 meses asumido por Chilquinta alcanzaría para iluminar 401 manzanas durante un año.
Lo anterior es equivalente a abastecer en un año al 50% de una ciudad como Viña del Mar o Valparaíso, considerando sólo el consumo residencial.
Estos datos reflejan, sin duda, una realidad alarmante, especialmente si consideramos que la situación detectada no es exclusiva de Chilquinta, sino que afecta a todas las compañías de distribución a lo largo de Chile, en mayor o menor grado.
En este caso, especialistas del Grupo ALTO pudieron establecer que las pérdidas a nivel domiciliario, sector que constituye el 35% de la distribución de Chilquinta, suman alrededor de $2.200 millones al año, mientras que en el 65% restante –pymes y grandes empresas–, la cifra prácticamente se duplica y asciende a $4.098 millones perdidos.
"En los últimos años se han detectado un promedio de 3.700 casos por año de consumos no registrados. En este universo se encuentran hogares con distintos tipos de hurtos por intervención, lo que origina que no se mida –y por lo tanto, que no se facture– el total de la energía que realmente se consume. Además, se han efectuado un promedio de 19.000 retiros de arranques clandestinos, lo que corresponde a hogares 'colgados'", explica Javier Sandoval, subgerente de Planificación, quien está a cargo del tema en Chilquinta Energía S.A.
Sectores pobres y acomodados
Hay que tener en cuenta que las magnitudes ocultan realidades opuestas. Los casos de hurto domiciliario son mucho más numerosos, aunque implican menor cantidad de energía hurtada en relación con las empresas.
Este antecedente equipara la gravedad del ilícito en ambos sectores, y arroja una conclusión preocupante: El hurto de electricidad es una práctica transversal en la sociedad chilena.
"Para Chilquinta este estudio viene a corroborar empíricamente una realidad que conocemos, pero que en general permanece bastante escondida. Si bien se podría tender a pensar que este delito se da con mayor fuerza en los sectores de escasos recursos, es un hecho que está presente también en sectores más acomodados y en clientes comerciales e industriales", explica Sandoval.
Agrega que a pesar de que no existe un perfil único de infractores, "muchos de ellos conocen aspectos técnicos básicos para intervenir los medidores o desarrollar distintas técnicas, además de procedimientos que buscan ocultar la comisión del delito y dificultar las sanciones o acciones legales correspondientes. Por lo mismo, en la empresa constantemente estamos mejorando nuestra estrategia para enfrentar el problema".
Sanción legal, moral y social
Más allá de las cifras sorprendentes, lo importante es que se trata de un delito que no está quedando impune. Según Sergio Salazar, gerente general de ALTO S.A., "Chilquinta cuenta con un grupo importante de personas dedicadas a buscar estos casos y regularizarlos, para que luego ALTO realice las gestiones legales correspondientes, las que pueden llegar incluso a penas de presidio".
"En el momento de la detección del delito flagrante se procede a la detención del dueño o responsable del inmueble. En forma paralela, se recopilan todos los antecedentes para la facturación del consumo no registrado, además de cursar una querella, que puede culminar en penas de presidio efectivo", explica Sandoval, de Chilquinta.
"Estas prácticas ilícitas están absolutamente identificadas y arriesgan no sólo penas de multa y cárcel, sino también el bienestar de toda la comunidad, ya que queda expuesta a los riesgos asociados, como la pérdida de bienes materiales o la vida en caso que se produzca un incendio. Por esto es importante ayudar en la denuncia de estos casos y no 'mirar para el lado', porque un vecino que hurta energía puede estar poniendo en peligro su seguridad y la de su familia", asevera el ejecutivo.
Mapas de la Región de Valparaíso en donde se aprecia el hurto de electricidad
Gracias al uso de la tecnología desarrollada por GeoResearch, división del Grupo ALTO, se logró desarrollar mapas detallados que identifican cada casa o establecimiento donde se ha hurtado electricidad en la V Región. Así, fue posible comprobar que los ilícitos se distribuyen en toda la región, con algunos focos más concentrados en Valparaíso y Viña del Mar, así como en poblaciones específicas de San Antonio, Quillota, La Calera y Los Andes.
Jaime Sierra, de ALTO, explica que en los mapas se puede apreciar que los CNR –clientes no reconocidos– se agrupan en "clústers" ubicados en manzanas –espacios de 250 por 250 metros–, los que adoptan distintos colores según la gravedad del ilícito.
"Si en el clúster verde dice que hay una concentración de CNR de 1 a 4, es porque de 1 a 4 son los domicilios, pymes o grandes empresas los que están robando luz", precisa Sierra.
Concentración del hurto de electricidad en la Región de Valparaíso
Zonas de mayor incidencia