TOKIO.- La mayoría de empresas japonesas afectadas por las protestas antiniponas de septiembre en China a consecuencia de una disputa territorial entre ambos países planea empezar a operar de nuevo a partir del próximo lunes.
Toyota Motor, mayor fabricante nipón de vehículos, espera que sus nueve fábricas estén operativas en torno a esa fecha, ya que el domingo concluye el periodo vacacional que festeja la fundación de la República Popular China, informó hoy el diario Nikkei.
Sin embargo, prevé recortar la producción de forma drástica este mes, posiblemente en cerca de un 50 por ciento, según la edición digital del medio, que no detalla su fuente.
Además, tiene previsto detener las exportaciones a China de su línea de lujo Lexus y de otros modelos hasta noviembre, agrega el rotativo.
El fabricante de Aichi detuvo el 26 de septiembre su producción en las plantas de Guangdong y la ciudad de Tianjin, debido a la prevista caída de ventas en China ante el creciente sentimiento antijaponés.
Un portavoz de Toyota, que presentará el día 9 sus ventas de septiembre en China, confirmó que la producción se ajustará en función de estos datos.
Nissan Motor también tiene intención de que sus tres fábricas en suelo chino funcionen el lunes, aunque aún debe estudiar más a fondo la situación del mercado local para decidir si retoma el mismo ritmo de producción que antes de las protestas.
Otras empresas del motor como Honda, Mitsubishi o Mazda esperan a su vez que sus instalaciones estén abiertas y operen con normalidad a partir del lunes.
Por su parte, el fabricante de electrónica Panasonic anunció que su planta de Qingdao estará operativa como pronto a mediados de mes, una vez reparados los desperfectos provocados por los manifestantes en equipos e instalaciones.
El minorista japonés Aeon ya tiene abiertos 35 de sus 36 supermercados, aunque el único que mantiene cerrado, también en la ciudad de Qingdao, no abrirá hasta finales noviembre debido a la gravedad de los daños.
Las protestas contra Japón se multiplicaron en China a raíz de la compra por parte del Gobierno nipón del terreno de tres islas del pequeño archipiélago de las Senkaku/Diaoyu, que se disputan ambos países y Taiwán.
Esa adquisición, el 11 de septiembre, provocó una ola de manifestaciones en varias ciudades chinas acompañadas en algunos casos de ataques contra objetivos nipones, lo que llevó a algunas empresas japonesas en China a cerrar temporalmente sus puertas.