MADRID.- La decisión de Standard & Poor’s de colocar la deuda de España al borde del bono basura cayó como un mazazo sobre el gobierno de Mariano Rajoy, que hoy reaccionó "sorprendido" por un lado, mientras que por otro apuntaba al desafío independentista de Cataluña como parte responsable del problema.
"La estabilidad política también cotiza en Bolsa y, cuando se genera inestabilidad, afecta a la financiación", manifestó la vicepresidenta del gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, en unas declaraciones interpretadas como un aviso al jefe del gobierno de Cataluña, Artur Mas, que con su intención de celebrar un referéndum de autodeterminación en la región ha abierto una vía separatista.
Pocas horas antes había sido el ministro de Exteriores, José Manuel García-Margallo, el que aseguró que la deriva soberanista de Cataluña perjudica la posición de España en los mercados y contribuye a la rebaja de la calificación de su deuda.
El miércoles por la noche, S&P rebajó la nota de España de BBB+ a BBB-, aludiendo entre otras cosas a la recesión del país, a las dificultades para cumplir los objetivos de déficit y a "crecientes tensiones entre el gobierno central y los gobiernos regionales".
La medida de la agencia crediticia es un mazazo para el gobierno de Rajoy, que sigue sin decir públicamente si pedirá un rescate al Eurogrupo para que el Banco Central Europeo (BCE) inicie la compra de deuda española, rebajando las tensiones en los mercados.
Y este golpe llega después de que esta semana el Fondo Monetario Internacional (FMI) pronosticara para 2013 una contracción de la economía española casi tres veces mayor que la que prevé el gobierno y pusiera también en duda la capacidad de España de cumplir con los objetivos de déficit acordados con la Unión Europea (UE).
Además, S&P advirtió hoy de que la rebaja del rating de España podría afectar a la de más de una decena de bancos españoles, entre ellos los dos grandes, el Santander y el BBVA.
El secretario de Estado de Economía, Fernando Jiménez Latorre, mostró hoy la sorpresa y la disconformidad del Ejecutivo de Rajoy con la decisión del miércoles de S&P. "Nos ha sorprendido, no esperábamos este cambio y no estamos de acuerdo", manifestó a la prensa.
El Ejecutivo cree que S&P no ha tenido en cuenta las reformas que se están aplicando en España a la hora de rebajar el rating español.
"La voluntad del gobierno de continuar con las reformas y corrigiendo la desviación del déficit es absoluta", aseguró Jiménez Latorre, y dijo que el Ejecutivo espera que S&P "pueda reconsiderar la calidad de la deuda pública española, una vez se vayan cumpliendo los objetivos marcados".
La nota que todas las grandes agencias de calificación otorgan a España se acerca peligrosamente al bono basura. Fitch la rebajó en junio hasta BBB, dos peldaños por encima de ese nivel. Moody’s la calificó ese mismo mes con Baaa3, un solo grado por encima del bono especulativo.