WASHINGTON.- El Fondo Monetario Internacional (FMI) afirmó este sábado que las medidas de austeridad no son las únicas responsables del pobre desempeño de la economía irlandesa, luego de críticas en el sentido de que el organismo subestimó el impacto de esas medidas.
"Con bancos, hogares y pequeñas y medianas empresas sobreendeudadas y con un crecimiento débil de sus socios comerciales, varios factores, además de la consolidación fiscal, han afectado el crecimiento en Irlanda", dijo Ajai Chopra, subdirector del departamento Europeo del FMI.
En un informe publicado a inicios de octubre, el Fondo, que participa en la reactivación de la economía de tres países de la zona euro, había afirmado que en ciertos casos había subestimado el "coeficiente" que refleja el impacto del ajuste presupuestario, reiniciando el debate sobre los vicios y virtudes de la austeridad en Europa.
Irlanda, cuyos bancos se vieron duramente golpeados por la crisis financiera, tuvo que pedir ayuda a fines de 2010 a sus socios europeos y al FMI, que le otorgaron una línea de crédito de 85.000 millones de euros (unos US$ 110.821 millones) a cambio de grandes esfuerzos fiscales.
A diferencia de Grecia y Portugal, los otros dos países del euro rescatados por la UE y el FMI, Irlanda volvió a la senda del crecimiento.
Panorama europeo
En general, la Unión Europea se encuentra en la misma situación. Las medidas de austeridad que ha impulsado David Cameron, primer ministro del Reino Unido, han llevado a decenas de miles a las calles de Londres para protestar por el plan restrictivo.
El recorte del gasto público del ejecutivo de Cameron, en entredicho porque no sólo no ha conseguido de momento reducir el endeudamiento, sino que, según los analistas, está paralizando el crecimiento.
El Reino Unido está en recesión desde finales de 2011 y, aunque el desempleo bajó en agosto al 7,9% -por el efecto de los Juegos Olímpicos-, no hay indicios de recuperación económica.
Los recortes del Gobierno, que en el último presupuesto rebajó los impuestos a las rentas más altas -aunque también subió el umbral para empezar a pagar el impuesto de la renta-, han implicado el despido de cientos de miles de funcionarios, la supresión de numerosos servicios públicos y la progresiva privatización de la educación y la sanidad.