MÉXICO.- Los ministros de Finanzas y gobernadores de bancos centrales del G20 se reunirán domingo y lunes en México para coordinar medidas que revitalicen el crecimiento mundial y hacer un balance de la crisis en Europa, horas antes de las cruciales elecciones presidenciales en Estados Unidos.
El viceministro de Hacienda mexicano, Gerardo Rodríguez Regordosa, explicó en rueda de prensa que los responsables de finanzas y política monetaria del grupo de países desarrollados y emergentes apuntarán a reducir las "incertidumbres" que rodean al crecimiento mundial.
"Lo que necesitamos, y eso esperamos poderlo hacer en esta reunión, es enfatizar en cómo hay que reducir estas incertidumbres, resolviendo los temas para que el ambiente pueda ser más propicio para el crecimiento", sostuvo el funcionario, cuyo país preside el G20.
Ya en junio en el balneario mexicano de Los Cabos, los mandatarios se comprometieron a adoptar "todas las medidas necesarias" para reforzar el crecimiento.
La reunión terminará horas antes de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, cuyo secretario del Tesoro, Tim Geithner, no viajará a la capital mexicana.
Una fuente oficial francesa señaló esta semana que los ministros podrán "hacer un balance" de la crisis y de las medidas que se adelantan para superarla, antes de la próxima reunión del Eurogrupo el 12 de noviembre.
También "haremos un balance de la degradación de la situación a nivel mundial, para ver si algunos países que tienen márgenes de maniobra siguen dispuestos a hacer más para relanzar la actividad", añadió el informante, que pidió no ser identificado.
Para el ministro de Economía español, Luis de Guindos, "va ser una oportunidad para que actualice a todos sobre lo que están pensando y si van tomar decisiones ahora en el corto plazo", indicó el mexicano Rodríguez Regordosa, en una clara alusión a la posibilidad de que España, que no integra el grupo, decida pedir un rescate global a sus pares de la Eurozona.
Los mercados llevan semanas preguntándose si Madrid adoptará finalmente esa decisión que le permitiría bajar sustancialmente las tasas a las que coloca deuda para financiarse, una medida que podría calmar las tensiones que rodean a la cuarta economía de la zona euro, en recesión desde hace un año, con una tasa de desempleo de 25% y sumida en un durísimo plan de recortes de 150.000 millones de euros de aquí a 2014.