CIUDAD DE PANAMÁ.- La fortuna gastada en los últimos cinco años por los clientes en los casinos de Panamá habría servido para pagar la deuda externa de este país, de US$ 10.869 millones, según reconocieron hoy analistas económicos.
Un informe de la Contraloría General de la República y del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), reveló que de 2007 al 2012, la apuestas en "juegos de esparcimiento" y boletos de lotería alcanzan los US$ 10.643 millones.
En concepto de impuestos provenientes de los casinos y salas de juego, el Estado recaudó en ese período US$ 255 millones, lo que equivale al 2,3% del total apostado.
Roberto Troncoso, presidente de la Asociación Panameña de Ejecutivos de Empresa (Apede), declaró al diario local "La Prensa" que el aumento en las apuestas radica en la cantidad de casinos y licencias otorgadas.
Muchos jugadores son turistas que se hospedan en hoteles, pero también hay una creciente cantidad de ludópatas provenientes de las capas medias y de sectores marginales, reconoció Troncoso.
El dirigente gremial llamó la atención sobre la masa de dinero invertida en apuestas, que habría pagado la deuda externa panameña, y recomendó la realización de un estudio serio sobre el fenómeno, por sus implicaciones sociales.
Con 19 casinos completos que estarán en operaciones en 2013, Panamá destaca como el tercer país centroamericano con más casinos, superado únicamente por Nicaragua y Costa Rica.
Debido al impacto de los casinos en las familias panameñas, la Apede elevó en abril una consulta al gobierno. Añadió que "se fomenta la ludopatía, especialmente entre las personas de menos recursos económicos, jóvenes menores de edad y de aquellos que han alcanzado la edad de jubilación".
Sin embargo, el gobierno aún no ha respondido la consulta formulada por los ejecutivos de empresas preocupados por el fomento de los juegos de azar, incluido el uso de "máquinas paga monedas", anteriormente llamadas "máquinas traga monedas".
El Centro de Estudios y Tratamientos de Adicciones del Instituto de Salud Mental, informó que entre 2009 y el 2012, unas 285 personas ingresaron al programa ambulatorio de tratamiento de adicciones y 63 fueron hospitalizadas porque sus vidas estaban en riesgo.