El tema de la seguridad de los alimentos y las restricciones al uso de alimentos genéticamente modificados y pesticidas, son algunas de las preocupaciones más importantes por parte de la Unión Europea.
AFPWASHINGTON.- Tras años de discrepancias por temas comerciales, los funcionarios de Estados Unidos y Europa consideran un cambio radical en su rumbo: unirse en lo que podría ser el mayor pacto de libre comercio del mundo para reactivar sus débiles economías.
Las negociaciones se encuentran en etapas preliminares y tendrán que superar importantes obstáculos, incluyendo las profundas diferencias en agricultura, seguridad en los alimentos y la legislación del cambio climático. Pese a todo, altos funcionarios de la UE y Estados Unidos siguen en ese empeño. Y la principal central sindical de Estados Unidos, con frecuencia el mayor obstáculo a los pactos comerciales de Estados Unidos, aclaró que esta vez no se opondrá.
El mes pasado, la secretaria de Estado Hillary Rodham Clinton indicó que el gobierno del presidente Barack Obama está interesado en el proyecto. "Si lo hacemos bien, un acuerdo que abra los mercados y liberalice el comercio apuntalaría nuestra competitividad global el próximo siglo, creando empleo y generando centenares de miles de millones de dólares para nuestras economías", dijo Clinton. Los funcionarios europeos, incluyendo el Comisionado de Comercio de la UE Karel De Gucht, también han expresado entusiasmo.
Ambas partes aguardan dentro de unas semanas un informe de un grupo de trabajo que designaron para estudiar el tema. Una recomendación positiva podría llevar a negociaciones a principios del proximo año.
El interés de Washington en lograr un gran acuerdo de libre comercio es un tanto sorprendente. Los negociadores estadounidenses han tenido una difícil tarea desde el acuerdo firmado con México y Canadá en 1991. Desde entonces, ha sido cada vez más difícil lograr que el Congreso apruebe grandes acuerdos comerciales ante la oposición del de los sindicatos.
Naciones más modestas, incluyendo Perú y Corea del Sur, han sido aprobadas. Las gestiones para negociar nuevas reducciones sobre tarifas arancelarias entre más de 150 países en la Organización Mundial de Comercio han quedado empantanadas los últimos años, en parte por desacuerdos entre Estados Unidos y la Unión Europea.
Los negociadores encararán multitud de temas delicados que otrora empantanaron las negociaciones trasatlánticas. Ambas partes dirimen ahora el plan para cobrar impuestos por emisiones de carbono que podría costar dinero a las aerolíneas que no cumplan las normas de la UE.
Hay además un profundo desacuerdo sobre la propiedad intelectual y la seguridad de los alimentos. Entre los temas agrícolas destacan las restricciones de la UE al uso de alimentos genéticamente modificados y los pesticidas, que seguramente pondrán en apuros a los negociadores.
Tyson Barker, director de las relaciones transatlánticas en la oficina de Washington de la fundación alemana Bertelsmann, dijo que los temas agrícolas son "particularmente delicados" en Francia. "No va a ser una empresa fácil en Europa, ni de lejos", insistió Baker.