Jean-Claude Juncker, actual presidente del Eurogrupo.
AFPBRUSELAS.- La zona euro debate este lunes fórmulas para recapitalizar sus bancos, dividida entre la postura de España, que busca aliviar la carga de los rescates bancarios, y la de Alemania u Holanda, que defienden que cada país debe hacerse cargo de los problemas de su sector financiero.
Los 17 ministros de Finanzas de la zona euro se reúnen en Bruselas con un tema clave sobre la mesa: la recapitalización directa de los bancos por parte del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), el fondo de rescate de la zona euro, en la primera reunión del año marcada por la despedida del presidente del Eurogrupo, el luxemburgués Jean-Claude Juncker.
El asunto es clave para España, a la que sus socios de la zona euro prometieron un rescate por más de 41.300 millones de euros para sanear sus bancos, asfixiados tras el estallido de la burbuja inmobiliaria en 2008.
El Eurogrupo se dispone a aprobar este lunes el segundo tramo del rescate de la banca española, por cerca de 2.000 millones de euros, destinados a la recapitalización de BMN, CEISS, Caja3 y Liberbank, el llamado grupo 2 correspondiente a los bancos que no fueron nacionalizados y que sería entregado en febrero.
A cambio, el gobierno conservador de Mariano Rajoy, prometió una profunda reestructuración destinada a liberar a sus bancos de los activos inmobiliarios tóxicos.
Los debates se prevén intensos, como fue el caso de las últimas reuniones de la zona euro, que busca soluciones para poner fin a la crisis de la deuda europea.
De un lado, están los países que prefieren que la recapitalización directa de los bancos tenga efectos retroactivos, es decir que una vez que comience a aplicarse -cuando entre en vigor el supervisor único "efectivo" previsto para inicios de 2014- ésta se haga cargo del rescate.
Es el caso de España, que ya recibió la mayor parte de la ayuda comprometida (39.500 millones de euros), y cuya deuda aumenta a pasos agigantados.
Pero del otro lado está el ala más dura, liderada por Alemania, Holanda y Finlandia que insisten que los países deben hacerse responsables de los errores de su sector financiero, asumiendo parte de la recapitalización, con el fin de que ésta no corra íntegramente a cargo del fondo de rescate.
Así, los ministros deberán evaluar, además, quién se hace cargo de los activos heredados o "tóxicos", que estaban en los balances bancarios antes de que entrara en vigor el supervisor único europeo, bajo la protección del Banco Central Europeo (BCE).
La probable elección del ministro holandés de Finanzas, Jeroen Dijsselbloem, de 46 años, al frente del Eurogrupo, en sustitución de Jean-Claude Juncker, no es una buena señal para los deseos de España o Irlanda. El ministro holandés ha sido siempre uno de los más reacios a los rescates.
El traspaso ocurre en un momento de distensión de la crisis de la zona euro. Aunque nadie se atreve aún a cantar victoria. En ese sentido, los ministros se disponen a dar luz verde -sin grandes debates- a la ayuda de 9.200 millones de euros a Grecia.
De todas maneras, la crisis ya contagia a los países del norte, como Alemania, que recientemente revisó a la baja sus previsiones de crecimiento para 2013 con la amenaza de una recesión.
El impacto de la crisis de la deuda en la zona euro en la primera economía europea es cada vez más evidente: tres meses después de haber revisado fuertemente a la baja su previsión de crecimiento para el año en curso, el gobierno alemán lo ha vuelto a reducir a más de la mitad.
El gobierno de la canciller conservadora Angela Merkel, que aspira a un tercer mandato en las elecciones legislativas de septiembre de 2013, defensora de la austeridad para sanear las finanzas públicas, prevé limitar el déficit público al 0,5% del PIB en 2013 y 2014.