ESTRASBURGO.- El comisario europeo de Asuntos Económicos, Olli Rehn, dijo hoy que se cometieron errores en la gestión del rescate de Chipre, pero señaló que no conviene buscar culpables sino centrarse en ayudar al país mediterráneo a salir de la crisis con reformas y la creación de un nuevo modelo económico.
La negociación sobre el programa de ayuda a Chipre "ha sido muy difícil y no ha estado exenta de errores", admitió el vicepresidente de la Comisión Europea (CE) ante la Eurocámara, en un debate con los grupos políticos sobre la gestión del rescate.
"Pero estoy de acuerdo con el ministro de Finanzas de Chipre, Jaris Yeoryiadis, en que no hay que dedicarse a buscar culpables", sino centrarse en acometer unas reformas que la isla debería haber acometido hace tiempo pero no hizo, recordó Rehn.
El vicepresidente de la CE reiteró que en el caso de Chipre hubo que encontrar una "solución única para unos problemas excepcionales" y la eurozona tuvo que hacerlo "sin haber probado previamente ciertos instrumentos" (de rescate) y bajo una "enorme presión de tiempo" en la fase final de las negociaciones.
El comisario finlandés reconoció que el escenario preferido de la CE era "un ajuste más gradual del sector financiero y de la economía real al tiempo que se garantizaba la sostenibilidad de la deuda", pero hubo un límite financiero a esta propuesta y éste era que los países solo estaban dispuestos a aportar 10.000 millones de euros, cuando las necesidades ascienden a 17.000 millones de euros.
Rehn aseguró que se confundieron "peras y manzanas" cuando se dijo la semana pasada que Chipre necesitaba ahora 23.000 millones de euros.
"Los 17.000 millones son necesidades netas, mientras que los 23.000 millones se derivan de un concepto bruto e incluyen colchones adicionales" en el segundo acuerdo establecido con la troika -la CE, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Central Europeo (BCE)-, explicó el comisario.
Indicó que, a medida que el Eurogrupo se quedaba sin tiempo para acordar un rescate, el ajuste más gradual ya no podía ser una opción, porque el estado de los bancos se iba deteriorando rápidamente y el segundo mayor banco, Laiki, tenía que ser liquidado inmediatamente para evitar el riesgo de un colapso completo del sistema financiero y una suspensión de pagos desordenada del país.