LISBOA.- La presión sobre la deuda soberana de Portugal creció notablemente hoy, en línea con lo ocurrido en otros países, después de que la Reserva Federal estadounidense admitiese la posibilidad de adoptar una política más restrictiva.
Especialmente significativo fue el caso de sus obligaciones a diez años, que en el mercado secundario -donde se compran y venden los títulos adquiridos en subasta pública- se disparaban hasta el 6,3% de interés, tres décimas más que ayer.
A cinco años, los inversores exigían una rentabilidad de casi el 5,3% para comprar estos títulos, dos décimas más que al cierre de la última sesión, la misma subida que la registrada en su deuda a dos años, que cotizaba por encima del 3,5%.
Los inversores reaccionaron así a las palabras del presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, quien anunció que si la economía de EE.UU. evoluciona como se prevé, este organismo podría "moderar" la compra de bonos de deuda desde finales de este mismo año.
Los efectos de esta noticia se notaron también en la Bolsa de Lisboa, que a media mañana perdía más de un 2%, con 19 de las 20 compañías que componen su principal índice en rojo.
El incremento de la presión sobre Portugal se produce apenas un día después de que el Tesoro luso lograse colocar en el mercado el máximo de su emisión de 1.500 millones de euros en bonos a seis y 18 meses, aunque para ello tuvo que pagar un interés más alto que en el último precedente.
El Gobierno luso tiene por objetivo que el país regrese a los mercados de deuda a largo plazo -es decir, con vencimiento superior a dos años- durante este mismo ejercicio para no precisar de un segundo rescate financiero.
Portugal dejará de recibir la ayuda internacional de la UE y el Fondo Monetario Internacional -concretada en un préstamo de 78.000 millones de euros- a mediados de 2014 después de tres años bajo su control, período durante el que debe cumplir con un estricto programa de ajustes y recortes.