LUXEMBURGO.- Los países de la eurozona adoptaron hoy una recomendación a favor de la entrada de Letonia en el euro a partir del 1 de enero de 2014, aunque la decisión formal no se producirá hasta julio tras recibir el visto bueno de los líderes.
Los ministros de Economía y Finanzas de la eurozona respaldaron así en la reunión del consejo de la Unión Europea (UE) el informe de la Comisión Europea (CE) publicado el pasado día 5, en el que asegura que Letonia ha alcanzado "un alto nivel de convergencia sostenible" y por ende "cumple las condiciones necesarias para adoptar el euro como moneda", informaron en un comunicado.
El consejo de ministros de julio tomará la decisión formal después de haber consultado al Parlamento Europeo (PE) y a los jefes de Estado y de Gobierno en la cumbre de los próximos días 27 y 28.
Tras esto, el Consejo deberá fijar por unanimidad de los países del euro y Letonia el tipo de cambio de lats al euro.
La recomendación de la eurozona se basa en los informes de la CE y del Banco Central Europeo (BCE) sobre el cumplimiento por parte de Letonia de los criterios de convergencia y otros requisitos que son necesarias condiciones para adoptar el euro.
En concreto, los informes evalúan la compatibilidad de la legislación letona con las provisiones de los tratados de la UE y con el estatuto del sistema europeo de bancos centrales.
Asimismo, examinan los progresos en los criterios de convergencia -principalmente la estabilidad de precios, la posición presupuestaria o fiscal del Gobierno, la estabilidad en los tipos de cambio y los tipos de interés a largo plazo- así como varios otros factores.
Los informes y las propuestas de recomendar la entrada de un país en el euro se basan en el artículo 140 del Tratado sobre el Funcionamiento de la UE, que requiere mayoría cualificada de los Estados miembros de la eurozona.
El 5 de marzo de este año, Letonia solicitó formalmente a la Comisión que presentase un informe de convergencia extraordinario con el objetivo de adoptar el euro el 1 de enero de 2014, una decisión aprobada por el Parlamento letón pero rechazada por buena parte de la población.