Vladimir Putin (der.) le da la bienvenida al viceprimer ministro chino Zhang Gaoli, en la reunión que sostuvieron en San Petersburgo.
ReutersSAN PETERSBURGO.- Rusia firmó hoy un megacrontrato con China por US$ 270.000 millones por 25 años que duplica las exportaciones de petróleo hacia su vecino confirmando las ambiciones de conquista del mercado asiático.
El documento forma parte de una serie de importantes acuerdos concluido en el foro económico internacional de San Petersburgo en el sector de los hidrocarburos, que garantiza más de la mitad de los ingresos del presupuesto federal.
Esta serie de acuerdos tendrá por consecuencia simbólica la de romper el monopolio de Gazprom para las exportaciones de gas. Dan además acceso a los grupos chinos a la explotación de yacimientos tanto de petróleo como de gas, en especial el Artico ruso.
"Se trata, en los hechos, de una nueva era de cooperación", subrayó el presidente ruso Vladimir Putin. "Pasamos de relaciones basadas únicamente en la entrega de materias primas a una cooperación completa en la producción y la tecnología", agregó.
En total, el grupo público Rosneft entregará este año 365 millones de toneladas a la compañía china CNPC, precisó el viernes por la mañana a la prensa el presidente del grupo Igor Setchin. Estos nuevos volúmenes representan en promedio un poco menos de 15 millones de toneladas por año en promedio sobre todo el periodo -excepcionalmente largo- del contrato, es decir el equivalente de lo que ya está previsto por los contratos existentes entre los dos países.
Esto representa unos 300.000 barriles por día de más que serán enviados hacia China. Estas cantidades pueden parecer relativamente modestas en relación a la producción de Rusia, el primer productor de crudo del mundo junto con Arabia Saudita con unos 10 millones de barriles por día de los cuales la mitad parten a la exportación. Pero "el alza de las exportaciones de crudo es el reflejo de un desplazamiento estratégico importante hacia el Este para Rusia", comentó esta emana en una nota el centro de análisis Eurasia Group.
Europa recibe actualmente cerca de tres cuartas partes de las ventas de crudo ruso al extranjero. Pero el Viejo Continente está empantanado en una crisis económica que pesa en la demanda de energía y las relaciones entre Rusia y los países occidentales son tensas, tanto por el caso sirio como por los derechos humanos.
Los nuevos yacimientos lanzados para explotación por Rusia se encuentran además en su mayoría en el Extremo Oriente y el país invirtió considerablemente en infraestructuras en esta región. Rusia puso en servicio a fines de diciembre el segundo tramo del oleoducto Siberia-Pacífico, un ducto con capacidad para transportar 30 millones de toneladas por año, y a futuro 50 millones, hacia el mar de Japón.
Los contratos firmados este viernes refuerzan igualmente las relaciones en el sector del gas. CNPC comprará 20% del proyecto de planta de licuefacción de gas que emprendió el grupo privado Novatek, aliado al francés Total, en la península de Iamal, en el Artico ruso. A cambio, la compañía pública china se compromete a ayudar a su socio a encontrar financiamiento para trabajar en esta zona poco hospitalaria, en donde tiene que cooperar también con Rosneft.
Se compromete también a largo plazo a comprar tres millones de toneladas de gas natural licuado (GNL) por año a esta planta, de una capacidad total de 16,5 millones de toneladas por año.
Rosneft también firmó contratos que prevén exportaciones de GNL a partir de 2019 para los japoneses Marubeni (1,25 millones de toneladas por año) y Sodeco (1 millón). Estas compras obligarán a Rusia a abrir las exportaciones de gas a otros productores además de Gazprom, que hizo todo lo posible los últimos meses para impedirlas y que negocia desde hace años un contrato con China.
Pero Vladimir Putin reveló el viernes que esta liberalización permitiría "utilizar en totalidad el potencial de extracción de gas" en el Artico.