LONDRES.- Hace poco tiempo, un miércoles por la mañana, las casas de ropa y los restaurantes de la calle Monmouth del barrio Covent Garden del centro de Londres estaban desiertas, salvo por las 11 personas que formaban fila para entrar en el café de Monmouth Coffee Company.
"En el curso de los últimos años, sustituí el café de menor calidad por el bueno", dijo Holly Woodford, consultora deportiva de 35 años, mientras sorbía un capuchino de 2,60 libras esterlinas (US$ 4) sentada a la mesa campestre de ese restaurante.
En su casa de Ideford, que está a dos horas y media de viaje con dirección al sudeste de la ciudad, Woodford dijo que hacía sus propios capuchinos gourmet y que para ello usaba las bolsitas de granos por US$ 14 de Monmouth y la máquina de espresso profesional de De'Longhi, que vale US$ 400.
Tanto entusiasmo fue de mucha ayuda para el multimillonario Giuseppe De'Longhi, fundador y presidente del directorio de De'Longhi SpA. Las acciones de la empresa italiana, que tiene su sede en Treviso y que es la tercera productora de café para máquina en importancia de Europa en términos de volumen minorista, subieron en más de un 250% desde 2007, lo que hizo subir el patrimonio neto de De'Longhi a por lo menos US$ 2.000 millones, según el índice de multimillonarios de Bloomberg. Es titular del 67% de la empresa y nunca había figurado en un ranking internacional de riqueza.
Estilo de vida
La demanda global creciente de productos cafeteros de alta gama generó un mercado alcista de un decenio de vida para las empresas de café e impulsó las ventas de máquinas hogareñas a US$ 6.700 millones en 2012, lo que significa un aumento del 47% desde 2007, según la consultora londinense de investigación Euromonitor International.
"Tomar buen café se transformó en una elección del estilo de vida", dijo David Veal, director ejecutivo de la Speciality Coffee Association of Europe, que tiene su sede en Essex, Inglaterra. "La gente que gusta de tomar una buena taza de café quiere llevarse la posibilidad de esa experiencia a su casa, y ahí es donde las empresas como De'Longhi hacen su entrada".
La empresa empezó vendiendo cafeteras en 1990. Ahora tiene más de 150 modelos, cuyos precios oscilan entre menos de US$ 200 y más de US$ 3.000. El modelo Primadonna Exclusive, que se vende por US$ 3.240 en el sitio de De'Longhi, trae dos calentadores de tazas y una pantalla táctil color.
Semejantes modelos costosos, junto con los dispositivos capsulares de marca Nespresso, contribuyeron a impulsar el negocio de las máquinas cafeteras de De'Longhi y llevarlo los 597 millones de euros (US$ 767 millones), un 39% de la facturación total en 2012 y un 10% por encima de 2002.
Otros electrodomésticos de cocina, como las procesadoras y las tostadoras, aportaron un 37% a la facturación de De'Longhi, según la presentación que hizo la empresa en marzo de 2013, lo que significa un 34% por encima de la cifra de 2002. La diferencia provino de los sistemas de calefacción y refrigeración para el hogar, como también de los productos para el planchado y para la limpieza.