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Chinos toman clases sobre lujo y aprenden a comer pato con vino en vez de Sprite

Los chinos son emprendedores de su propio éxito. Dieron años a sus empresas y no tuvieron tiempo para la cultura del lujo y la educación. "Ahora precisan a otros para que los guíen en ese camino".

04 de Septiembre de 2013 | 10:22 | Bloomberg
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Reuters

SHANGHAI.- Diferenciar un Monet de un Van Gogh, ¿se le hace imposible? El personal de Christie's International China lo puede ayudar. ¿Le gusta mezclar un Chateau Petrus o un Chardonnay carísimo con una Sprite? Los sumilleres de la minorista de vinos Sarment Shanghai le van a explicar por qué no tiene que hacerlo.


A medida que la industria del lujo en China desacelera su crecimiento y que los consumidores se ponen más selectivos, las marcas de alta gama aumentan los esfuerzos tendentes a educar a los clientes en las delicadezas de la alta costura y de los vinos añejos para convencerlos de que vale la pena pagarlos.


El crecimiento en China se desaceleró por segundo trimestre consecutivo, la determinación anticorrupción del gobierno desalienta la compra de regalos caros, y los consumidores se mueven hacia artículos de lujo más discreto. Para levantar las ventas y persuadir a los chinos de que sus productos valen el importante precio que se lee en la etiqueta, las empresas de lujo ofrecen clases pormenorizadas para apreciar arte, vinos, ropa de diseñador, whisky y más productos.


El impulso anticorrupción vino a "acelerar el giro de la extravagancia al disfrute más criterioso", dijo Horace Ngai, director de administración de la destiladora Pernod Ricard S.A., con sede en París.


Los equipos de Pernod Ricard organizaron viajes a las regiones de viñedos y whiskies de Francia y Escocia, como también encuentros de cata en China. Las ventas en China de las bebidas alcohólicas de Pernod con un valor superior a los 1.500 yuanes (US$ 245) se multiplicaron más de cinco veces en el último trienio.


Lujo más sutil


En general, los grandes consumidores chinos son emprendedores artífices de su propio éxito que pusieron años "en sus empresas y tuvieron poquísimo tiempo para sumergirse en la cultura del lujo y la educación", dijo Ngai. "Ahora precisan a otros para que los guíen en ese camino".


Para la consultora McKinsey Co., los consumidores chinos supieron ser los mayores compradores de artículos de lujo en 2012 y representaron así el 27% de las ventas de esa industria. Hasta hace poco, los compradores más adinerados gravitaban en torno a los logotipos y las joyas ostentosas, realidad en pleno cambio ya que cada vez más gente viaja al exterior y toma conocimiento de que hay artículos de un lujo más sutil que gozan de popularidad en Europa.


Desde el año pasado, el presidente Xi Jinping limitó el gasto oficial en banquetes de alta gama y desalentó la práctica de regalos que son comunes en transacciones empresarias, como costosos relojes y bebidas alcohólicas. En noviembre, Xi advirtió que los chanchullos y el enriquecimiento de las líneas del partido y de sus familias constituía una amenaza para la permanencia de este en el poder.


Se espera que disminuya el crecimiento de las ventas de la industria del lujo en la parte continental y llegue al 12% anual en el trienio que cierra en 2015, contra el 27% promedio que hubo entre 2008 y 2012, pronostica McKinsey.


El año pasado hubo un "punto de equilibrio", dijo Ken Grant, director de la consultoría de la industria suntuaria FDKG Insight, que está en Shanghai. "La gente es selectiva respecto del modo como gasta el dinero".

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