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Sepa cuáles son los destinos turísticos desconocidos de la Región de O’Higgins

Desde niños que embalsaman animales para un museo hasta la posibilidad de catar aceite de oliva están dentro de los nuevos atractivos de la zona.

22 de Septiembre de 2013 | 15:58 | Por Cristina Cáceres Jara, Emol
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SANTIAGO.- Con Sewell en la cordillera y el balneario de Pichilemu en la costa, la Región del Libertador General Bernardo O’Higgins se ha posicionado paulatinamente como un destino turístico atractivo para los chilenos.


Sin embargo, la zona ofrece mucho más. La calidez de la gente en el área rural y las historias de vida que se van descubriendo empiezan a formar parte de un nuevo turismo que resulta interesante para los compatriotas que buscan conocer cómo vive la sociedad en rincones poco conocidos.


Al ver la variedad de atractivos que tiene la zona, Sernatur junto al Gobierno Regional de O’Higgins comenzaron a implementar el programa "Estructuración de Productos Turísticos" que con una inversión superior a los $125.000.000 persigue ampliar la oferta turística y fortalecer el capital humano en las comunas de: Pichilemu, Marchigüe, Paredones, Lolol, Pumanque, Peralillo, Palmilla, Nancagua, Chepica y Santa Cruz.


Alicia Ortiz, directora de Sernatur de la Sexta Región, señaló que la estadía de los turistas en la zona aún es corta, ya que la gente llega a lo tradicional pero que ahora "hay elementos del destino que son parte de una oferta súper interesante que habla de la historia, de la producción local, de cómo la gente subsisten y salen adelante".


Uno de estos nuevos destinos es el  Museo del Niño Rural en la localidad de Pichilemu. En este lugar, el pasado y el presente conviven, ya que son los niños de la Escuela de Ciruelos quiénes han contribuido a buscar las antigüedades elaboradas por indígenas que habitaron la zona. Es más, los mismos pequeños ayudan en el proceso de embalsamar los animales que tiene el recinto y en el que destaca una tortuga marina gigante que varó en las costas de la comuna.


El museo -que se encuentra a un costado de la pequeña escuelita que cuenta con sólo seis niños- tiene un sitio dedicado al Cardenal de la Iglesia Católica, Monseñor José María Caro, quien también pasó por esas aulas. 


"Acá tenemos algunas de sus vestimentas, la mayoría de los libros que él editó, un busto y un cáliz que perteneció al Cardenal, nos lo donó el Monseñor Jorge Medina. También tenemos los seños conmemorativos que se imprimieron cuando fue nombrado cardenal", cuenta el profesor Carlos Leyton.


En una quebrada se encuentra el Molino de agua de Rodelillo de Julián Muñoz López, que fue construido de manera totalmente artesanal. En este sitio, los visitantes podrán observar el funcionamiento de éste y el proceso que realiza con diversos tipos de granos. En la oportunidad, los turistas podrán degustar de harina tostada, ya sea con agua o malta, a gusto de los clientes. Incluso, es posible comprar allí algunos cereales y legumbres producidas en el mismo campo.


La Artesanía en arcilla de Pañul es otro atractivo elemento de la provincia que busca dar mayor identidad a esta zona. En este lugar, los turistas pueden vivir la experiencia de crear sus propios utensilios en este material, así lo explica la artesana Carolina Cornejo, dueña de "Los troncos" "algunos vienen por el día, desde el desayuno hasta la once, llenan moldes, hacen la experiencia con nosotros. Se llevan las piezas que ellos modelaron, pero crudas".


En la desembocadura del estero Nilahue y a 15 kilómetros del balneario de Pichilemu se encuentran las salinas de Cáhuil, las últimas vivas de origen marino que quedan en Chile.


Viviana Menares, dueña de una de las salinas, nos cuenta que "tienen al menos 400 años, vamos en la sexta generación de mis abuelos", agregando que "en este minuto hay muy pocos que están trabajando, porque no es bien pagada. Ahora está saliendo al comercio afuera, debido a que hay una cooperativa, una procesadora en Lo Valdivia".


En este lugar, la interacción del hombre con su medio ambiente ha permitido el desarrollo de la actividad, que ahora se pretende convertir en un lugar turístico donde las personas pueden disfrutar de la tranquilidad y el paisaje que ofrece el lugar.


Camino a Lolol se encuentra Aceite de Oliva Bethania, en este lugar los turistas pueden parar y conocer mejor el funcionamiento de la industria, incluso, tendrán la posibilidad de catar los diversos tipos de aceites que se ofrecen y saber cuáles son los beneficios que tiene este tipo de aceite para la salud.


Si los turistas están buscando artesanía diferente, en Colchagua encontrarán la Casa de la Calabaza de la emprendedora Adriana Luz Gajardo, quien se ha convertido en una productora integral, ya que cultiva, diseña, elabora y vende sus productos. Al no poder posicionar sus productos en las tiendas de artesanía, por no ser un producto tradicional, se vio en la obligación de crear su propia tienda, la cual se fue convirtiendo en un lugar habitual para los visitantes de la provincia.

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