Detalle de la página web de la empresa familiar.
NUEVA YORK.- Cuando le faltaban apenas unas semanas para convertirse en oficial de las Waffen-SS en la Alemania nazi, Rudolf-August Oetker recibió el mensaje de que su madre, dos hermanastras y su padrastro habían muerto a causa de una bomba lanzada por los Aliados sobre su casa familiar en Bielefeld, Alemania.
Para el cadete de 28 años, la pérdida no fue sólo una tragedia personal. Fue un golpe para la empresa Dr. August Oetker, uno de los proveedores de Adolf Hitler en el frente, cuyos productos secos eran enviados a los soldados alemanes que combatían en la Segunda Guerra Mundial.
A Oetker le fue concedida una licencia permanente de sus deberes para hacerse cargo de la empresa familiar en octubre de 1944. En los seis decenios siguientes, el ex oficial de las SS, que se adiestró en el campo de concentración de Dachau, sumaría participaciones en el transporte, los alimentos, las bebidas, la banca y la hotelería, creando un conglomerado que tiene más de 26.000 empleados y US$ 14.800 millones en ingresos anuales.
"En la empresa lo consideran un héroe que hizo crecer la compañía después de la guerra", dijo en una entrevista en Munich Sven Keller, coautor de una investigación encargada por Oetker sobre la participación de la familia en el Tercer Reich. "Es necesario ver ambos aspectos de la persona".
Oetker murió en 2007 a la edad de 90 años, dejando ocho hijos de tres matrimonios –Rosely Schweizer, August Oetker, Bergit Douglas, Christian Oetker, Richard Oetker, Alfred Oetker, Carl Ferdinand Oetker y Julia Oetker– y un imperio valuado actualmente en US$ 12.000 millones, según el Bloomberg Billionaires Index. Los hermanos nunca han figurado individualmente en una clasificación internacional sobre la riqueza.
"Dinastía estable"
Cada uno de los hijos de Oetker y sus familias controlan 12,5% de Dr. August Oetker KG, con sede en Bielefeld, Alemania, que hace las veces de holding empresarial para sus negocios, según Jorg Schillinger, el portavoz de la entidad. Los hermanos se negaron a hacer declaraciones, dijo.
"Son muy estables como dinastía", dijo en una entrevista en un restaurante bávaro en Hamburgo en diciembre pasado Rudiger Jungbluth, autor de "Die Oetkers", una biografía de la familia. "No trasladaron su holding a Suiza como hicieron otras familias de empresas alemanas".
La fortuna se originó en 1891, cuando August Oetker, farmacéutico, comenzó a vender polvo para hornear almacenable que no alteraba el sabor de los productos horneados. Fue asimismo el primero en Alemania que desarrolló los envases descartables de polvo para hornear y mezcla para pudín, según su biografía.
Adolf Hitler
Su único hijo, Rudolf, murió en la Batalla de Verdun en Francia en 1916 cuando era oficial del ejército alemán. Tres años más tarde, la esposa de Rudolf, Ida Meyer, se casó con Richard Kaselowsky, un amigo de su difunto marido. Kaselowsky y Louis Oetker, un hermano más joven de August, se hicieron cargo de la empresa en 1921.
Ambos hombres construyeron más fábricas, se diversificaron a otras actividades en Alemania, como el fabricante de máquinas de coser Kochs Adlemaehmaschinen Werke AG y el productor de fosfatos Chemische Fabrik Budenheim AG.
Para cuando Louis Oetker murió en 1933, Kaselowsky era miembro del Partido Nazi y Adolf Hitler, canciller del país.
A fines de los años Treinta, Kaselowsky se incorporó al Freundeskreis Richsfuehrer SS, un grupo de empresarios y oficiales nazis de elite reunidos por Heinrich Himmler, responsable de las SS y organizador del Holocausto, según la investigación de 624 páginas que fue publicada en octubre pasado.
"Era nazi por convicción, y le interesaba adquirir fama y un contacto estrecho con los principales funcionarios del partido", dijo Jungbluth.
Armas
La empresa colaboró en la maquinaria de guerra del Tercer Reich creando empresas conjuntas en el área de alimentos con las SS y el ejército alemán a fines de los años Treinta, y entregando polvo de hornear y mezcla para pudín a los soldados durante la guerra.
La investigación también confirmó que Kochs Adler, cuyo control mayoritario estaba entonces en manos de la familia, produjo granadas howitzer y piezas para ametralladoras MG 42, y que dotó a sus fábricas de trabajadores extranjeros esclavos durante la guerra. Su compañía química, Chemische Fabrik Budenheim, también utilizaba prisioneros de guerra.
El hijastro de Kaselowsky, Rudolf-August Oetker, fue llamado a las filas por el ejército alemán en 1940 y al año siguiente se ofreció como voluntario para las SS. Comenzó su adiestramiento para ser oficial en 1942.
"Fue una decisión ideológica", dijo Keller. "Nadie se presentaba para las Waffen-SS si no estaba convencido de que el nazismo estaba bien".
Oetker fue arrestado por efectivos británicos en mayo de 1945. Fue exonerado en las audiencias de "desnazificación" y volvió a dirigir la empresa dos años más tarde.
En 1950, Oetker producía más de 750 millones de envases de polvo para hornear y mezcla para pudín, según "Die Oetkers". En los dos decenios siguientes, adquirió el fabricante de vino espumante Soehnlein Rheingold AG, el banco privado Bankhaus Lampe KG y Hamburg Suedamerikanische Dampfschiffahrts-Gesellschaft KG, actualmente la sociedad de transporte con contenedores más grande de Alemania. También compró algunas cervecerías y creó una compañía de transporte que lleva su nombre, según el sitio de la empresa en Internet.
Oetker se casó con su tercera esposa, Maja von Malaise, en 1963, y tuvo a los últimos de sus ocho hijos, Alfred, Carl Ferdinand y Julia.
Se retiró como socio general del consejo de dirección del conglomerado en 1981 y lo sucedió su hijo mayor August. Oetker pasó sus años de retiro coleccionando obras de arte y ampliando la cadena hotelera de lujo de la empresa, entre cuyas propiedades figuran el Hotel du Cap-Eden-Roc en Cap d'Antibes sobre la Riviera francesa, Brenners Park-Hotel Spa en Baden-Baden, Alemania, y el Hôtel Le Bristol en París.
Continuó siendo presidente del consejo asesor del grupo hasta su muerte en 2007, cinco años después de haber transferido la mayoría de las acciones del holding a sus ocho hijos y sus respectivas familias, según "Die Oetkers".
Grupo Oetker
La familia conserva la propiedad del conglomerado y supervisa las empresas a través de dos directorios: un consejo directivo integrado por cuatro miembros que controla la estrategia empresarial y un consejo asesor de siete miembros. La mayoría de los ejecutivos no pertenecen a la familia Oetker, según el sitio Web del grupo.
"Han tenido mucho talento empresarial a lo largo de las generaciones", dijo Jungbluth. "Es realmente una empresa familiar".
El negocio del padre volvió multimillonarios a los ocho hermanos, pero su participación en las SS, de la que nunca habló con sus hijos, dejó a éstos con interrogantes respecto de su pasado. La investigación encargada respondió a sus inquietudes.
"Mi padre fue Nacional Socialista", dijo August Oetker en una entrevista concedida al diario alemán Die Zeit en octubre. "Ahora que conocemos los hechos, la niebla se ha disipado".