PARÍS- "Las operaciones delictivas" que empañaron la reputación del Instituto de Obras Religiosas, el banco del Vaticano, han "quedado atrás", afirmó este jueves su nuevo presidente, el francés Jean-Baptiste de Franssu.
"Creo que ha habido en el pasado mucha exageración y focalización sobre este establecimiento", declaró a la radio "Europe 1" De Franssu, nombrado la víspera presidente del IOR por el Papa Francisco.
"Dicho esto, hubo en efecto operaciones delictivas, pero han quedado atrás" y "hoy las reglas son estrictas", agregó.
"El Papa se guía por tres grandes principios en lo que respecta a las actividades administrativas y financieras: la transparencia, la responsabilidad y la tolerancia cero. Él no protegerá a nadie", ni "siquiera en el seno de la Iglesia", explicó.
El IOR fue acusado de blanqueo de dinero sucio, incluso de la mafia, y de malversaciones en la gestión de cuentas. En 2012, el entonces presidente de la institución fue destituido y se planteó la liquidación pura y simple del banco.
Benedicto XVI emprendió entonces una profunda reforma, y se cerraron "unas 2.000 cuentas", recordó De Franssu.
Hoy el IOR tiene 15.500 clientes de congregaciones, diócesis y personas que trabajan en el Vaticano, precisó. El banco administra 6.000 millones de euros, de ellos 2.000 millones en depósitos y 3.400 millones en productos de gestión.
"El objetivo es ganar dinero para permitir al Santo Padre y a la Iglesia seguir ayudando a los pobres y propagando la fe", indicó.
Jean-Baptiste de Franssu, un católico practicante de 51 años, fue durante mucho tiempo presidente de la firma de gestión de inversiones Invesco-Europe. En 2013 participó en la comisión encargada de controlar y poner orden en el banco del Vaticano.