Jorge Capitanich, jefe del gabinete de ministros de Argentina.
EFEBUENOS AIRES.- Una delegación argentina viajará hoy a Nueva York para continuar la negociación en torno a los "fondos buitre" en busca de alcanzar un "acuerdo justo" con los bonistas que no aceptaron los canjes de 2005 y 2010, según anunció el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner.
El jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, informó que la delegación irá a Nueva York para reunirse mañana con el mediador Daniel Pollack, a la vez que negó un impacto en la economía Argentina si el país entra el miércoles en default, en caso de no lograr acuerdo con los "fondos buitre".
Capitanich dijo en conferencia de prensa que la delegación seguirá "un diálogo" que "establezca condiciones de negociación justas, equitativas, legales y sustentables para el 100% de los bonistas".
En tanto, Pollack se mostró hoy dispuesto a reunirse una vez más con los enviados del gobierno argentino dada "la gravedad de la situación".
"La delegación técnica salió de Nueva York el viernes por la noche para hacer consultas con su gobierno en Buenos Aires y no he oído nada de ellos desde entonces", explicó Pollack en un comunicado.
Sin embargo, el diario "La Nación" señaló hoy que el ministro de Economía argentino "mantuvo diálogos telefónicos durante el fin de semana" con Pollack.
El mediador señaló que ha dejado "perfectamente claro" al gobierno argentino que está "disponible a cualquier hora, tanto en persona como por teléfono, dada la gravedad de la situación y la brevedad de tiempo disponible para resolverlo sin default".
Pollack, que confirmó que se reunirá mañana con la delegación argentina, señaló: "De nuevo les insté (a los enviados del gobierno argentino) a conversaciones directas, cara a cara, con los bonistas, pero esto no sucederá mañana".
Los "fondos buitre", que no aceptaron los canjes de deuda de 2005 y 2010, recurrieron a la justicia de Estados Unidos, que ordenó a Argentina abonar en un solo pago y en efectivo US$1.330 millones.
El gobierno argentino sostiene que no puede cumplir esa sentencia porque estaría incumpliendo la cláusula RUFO, que hasta fin de este año le impide realizar un mejor acuerdo que el que ya aceptaron otros bonistas en 2005 y 2010.
Si Argentina ofrece mejores condiciones a los "fondos buitre", el restante 92,4% de bonistas que ingresaron en los canjes -con importantes quitas- estarían en condiciones de reclamar un trato igualitario.
También podrían sumarse al reclamo el total del 7,6% que no accedió a los canjes, entre los que está alrededor del 1% de los "fondos buitre" que mantienen el litigio.
Los "fondos buitre" son inversores que compraron a muy bajo precio -alrededor del 20% de su valor- bonos de la deuda que entró en default en 2001. Luego no aceptaron los canjes -con quitas- y litigaron para cobrar el 100% de su valor.
Cristina Fernández denunció que los "fondos buitre" persiguen una ganancia superior al 1.600% en dólares, lo que calificó como "un retorno mayor al crimen organizado".
Argentina tiene hasta el miércoles para llegar a un acuerdo. Si no lo logra, caerá en una suspensión de pagos como a fines de 2001, aunque los analistas remarcan que la situación es "muy distinta" a la que tuvo lugar hace más de una década.
El diario "Página/12" señaló hoy que si no hay un acuerdo empezará "otra disputa para ver cómo calificar esta situación inédita en la historia financiera mundial".
Esto se debe a que el gobierno argentino insiste con que realizó el pago en tiempo y forma, cuando depositó en el Banco de Nueva York el dinero para saldar el vencimiento de la deuda reestructurada del 30 de junio.
Entonces, el juez de Nueva York, Thomas Griesa, exigió al Banco de Nueva York a no pagarles a los bonistas, ya que a la vez también debían cobrar los "fondos buitre", en cumplimiento de su sentencia.
El magistrado no embargó esos depósitos, como pidieron los "fondos buitre", pero los bonistas de la deuda reestructurada tampoco recibieron el dinero.
"Página/12" insiste en que "el horizonte que se abre es inédito, por lo tanto las consecuencias no están del todo claras".
"Lo único seguro", señala el periódico, "es que el escenario está lejos de parecerse al default de 2001, porque en aquella ocasión los bonistas no cobraron porque Argentina no tenía con qué pagar. Ahora, en cambio, Argentina pagó y también está en condiciones de desembolsar los próximos pagos".