PARÍS.- El desempleo en la OCDE como conjunto está disminuyendo desde hace unos meses y esa tendencia seguirá este año y el próximo pero a un ritmo lento, de forma que a finales de 2015 se situará en el 7,1 %, claramente por encima del 5,6 % que había en el último trimestre de 2007, antes de estallar la crisis.
Cerca de 45 millones de personas estaban sin trabajo en los 34 países miembros en mayo pasado, lo que suponía una tasa de desempleo del 7,4 %, lo que significaba 1,1 puntos porcentuales menos que en el pico constatado en octubre de 2009, señala en su informe anual sobre el empleo la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
Esa caída se debió en buena medida a la mejora de Estados Unidos, donde la tasa de desempleo era en junio del 6,1 %, 3,9 puntos menos que en el momento álgido de la crisis, pero todavía por encima del 4,8 % que había al terminar 2007.
Los autores del estudio calculan que la disminución en Estados Unidos será muy leve de aquí a los últimos tres meses de 2015, cuando se quedará en un 5,9 %.
Japón ha tenido un comportamiento singular dentro del mundo desarrollado, ya que el porcentaje de desempleados en mayo era del 3,5 % (un nivel sólo comparable al de Corea del Sur y Noruega), por debajo del 3,9 % que había al comenzar la crisis. Y a finales de 2015 se espera que ascienda ligeramente hasta el 3,7 %.
La zona euro aparece como la oveja negra, con un desempleo del 11,6 % en mayo de este año, que caerá al 11,2 % en los últimos tres meses de 2015, muy lejos del 7,3 % al cerrarse 2007.
Los autores del informe explican que esta larga fase de alto desempleo ha dejado "profundas heridas" tanto entre muchos de los que han conservado su puesto de trabajo, que han atravesado situaciones económicas difíciles, como, sobre todo, entre los que lo han perdido.
Un problema que supone "una gran fuente de preocupación" es que hay 16,3 millones de personas en la OCDE que en el primer trimestre de 2014 llevaban más de 12 meses sin empleo, y que el número de los que componen este grupo se ha incrementado en un 85 % desde 2007.
Teniendo en cuenta estos elementos, la organización estima que promover la demanda "debería seguir siendo un objetivo político clave donde la recuperación ha sido menos robusta", y eso acompañado de medidas para hacer frente al desempleo estructural.
Eso significa que hay que dar prioridad a la formación de los desempleados de larga duración, que son los más susceptibles de quedar marginados del mercado laboral, en particular cuando los nuevos empleos se generan en nuevos sectores en los que se requieren calificaciones diferentes.
Los autores del informe insisten en que aunque las finanzas públicas están en situación delicada en muchos países, "es esencial encontrar fondos para esos programas" que facilitan la movilidad laboral y la readaptación de los trabajadores para "asegurarse de que la recuperación económica se convierte en una recuperación de empleos".