BEIJING.- El Banco de Inversión e Infraestructuras de Asia (AIIB), una nueva entidad financiera nacida por iniciativa de China y que muchos ven como una respuesta de este país a la excesiva influencia de Estados Unidos en el Banco Mundial o la de Japón en el Banco Asiático de Desarrollo, fue lanzado hoy oficialmente en Beijing.
Veintiún ministros de Finanzas de la región, entre ellos los de China, India, Malasia y Tailandia, firmaron en la capital pequinesa el acuerdo que da comienzo formal al AIIB, que tendrá un capital inicial de 50.000 millones de dólares.
El Presidente de China, Xi Jinping, quien por primera vez sugirió la creación de este banco en una visita a Indonesia el pasado año, destacó en la inauguración de la entidad que ésta "es una iniciativa de gran importancia para el desarrollo económico de la región".
Xi prometió una estructura "abierta e inclusiva" para el AIIB, en el que China es en un principio el socio mayoritario, con más del 50% de las acciones iniciales.
Ante las dudas que ha despertado este nuevo banco, especialmente en el seno del Banco Mundial o del Asiático de Desarrollo, el Mandatario chino aseguró que el AIIB "no reemplazará a ninguna entidad multilateral, sino que será un suplemento que les complementará".
Desde Washington, la Secretaría de Estado de EE.UU. señaló en los días previos que da la bienvenida a la nueva entidad, aunque le urgió encarecidamente a que "respete los estándares internacionales de gobernanza y transparencia".
En términos similares se expresó hoy el presidente del Banco de Desarrollo Asiático, Takehiko Nakao, quien subrayó en un comunicado que "es de vital importancia que el AIIB adopte las mejores prácticas en su gestión, y siga los estándares medioambientales y sociales en sus proyectos".
Destaca la ausencia por el momento, entre los países fundadores del AIIB, de importantes economías asiáticas como Corea del Sur, Japón, Australia o Indonesia.
Japón, país que mantiene un largo conflicto diplomático y territorial con China, ya había descartado desde el principio participar en la nueva iniciativa, mientras que la prensa australiana aseguró esta semana que Canberra recibió presiones de Washington para no unirse al nuevo banco.
China y otras naciones emergentes, como India, Brasil o Rusia, se han quejado en los últimos años de su escasa influencia en las decisiones del Banco Mundial, donde Pekín tiene un 3,72% de los votos en la ejecutiva, frente al 17,4% de Estados Unidos.
Del mismo modo, en el Banco de Desarrollo Asiático EE.UU. y Japón tienen cada uno un porcentaje del 15,6 por ciento en los votos, frente al 6,5% de China.
Pese a las palabras de Xi hoy, en las que aseguraba que el AIIB no es un contrapeso de Pekín a esas entidades, un artículo de opinión publicado hoy en el oficialista China Daily definía al nuevo banco como "un desafío para Bretton Woods", en referencia a los acuerdos que dieron nacimiento en 1944 al Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional.
Con el AIIB, China también busca sacar mayor rentabilidad a su reserva de divisas (la mayor del mundo, con más de 3,9 billones de dólares), así como avanzar en la internacionalización de su moneda, el yuan, frente a otras como el dólar o el euro.