URUMQI.- Los nuevos ricos chinos están dispuestos a gastar una fortuna en adquirir fragmentos de meteoritos, una afición que ha puesto las rocas a precios astronómicos, dando un vuelco al mercado mundial.
Tong Xianping, de 50 años, forma parte de esos coleccionistas acomodados, que piensan en algo más que coches de lujo, ropa de diseño y viviendas opulentas. Su pasión: las rocas venidas del espacio y caídas sobre la Tierra.
Tong se ha gastado un millón de yuanes (US$ 160.000) en un pedazo del meteorito Seymchan -llamado así por el nombre la localidad rusa en la que cayó-, una piedra con miles de años de antigüedad.
"Vale lo que cuesta", asegura este empresario, admirando con orgullo la roca de 176 kilos. "Son noticias venidas del espacio", asegura con una sonrisa.
Tong posee decenas de especímenes en las vitrinas de su espacio de exposiciones en Urumqi, la capital de la vasta región desértica de Xianjiang, en el oeste de China.
El entusiasmo por los meteoritos crece entre una parte de los nuevos ricos chinos, empresarios con fuertes conexiones en la política y deseosos de distinguirse.
"A los empresarios, los jefes, les encantan los grandes meteoritos", explica Tong, que en su caso se hizo rico en el negocio del jade. "Los coches están fabricados por el hombre, pero cada meteorito es algo único", asegura.