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Qué es Basilea III y cuáles son las inquietudes de la banca chilena para su implementación

La principal preocupación de la industria radica en que los fondos de pensiones sean calificados como instrumentos de mayor riesgo. Sin embargo, el que la SBIF asegurara que la normativa se adaptará a la realidad local tranquiliza a la Asociación de Bancos.

23 de Noviembre de 2014 | 08:06 | Por Lucy Aravena López, Emol.
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El Mercurio

SANTIAGO.- La crisis de 2007 dejó al descubierto la vulnerabilidad del sistema bancario internacional, pues varias entidades se vieron en dificultades de capital y liquidez por no haber realizado una adecuada gestión de riesgo que le permitiera enfrentar un escenario de turbulencia.


El súbito deterioro de las condiciones del mercado en dicho periodo demostró que la liquidez puede evaporarse rápidamente y que la situación de iliquidez puede ser prolongada. Tanto así que incluso se llegó a requerir la intervención de los bancos centrales para respaldar el funcionamiento del sistema financiero.


Frente a esto, el Comité de Supervisión Bancaria de Basilea -creado en 1975 al alero del Banco de Pagos Internacionales- elaboró en 2010 un nuevo estándar regulatorio para el sistema bancario internacional denominado Marco de Capital Basilea III, bautizado con ese nombre por suceder al Acuerdo de Capital Basilea I, de 1988, y al Marco de Capital Basilea II, de 2004.


El Marco de Capital Basilea III, que aún no es aplicado por el sector bancario chileno, si bien es considerado por la industria como un gran desafío, también es reconocido como clave para la estabilidad del sistema financiero local ante la eventualidad de que se vuelva a producir una crisis tan agresiva como la de 2007.


La importancia de Basilea III en relación con sus antecesores radica en los mayores requerimientos de reservas de capital que establece, tanto en cantidad como en calidad de los instrumentos, para evitar que se vuelva a producir una crisis de liquidez.


Y es que si en Basilea I y II el coeficiente de capital mínimo exigido a la banca es de 8% -esto es, el capital mínimo que requiere un banco debe superar el 8% de los activos que ponderó por riesgo, más otros cargos de capital por concepto de riesgo de mercado y riesgo operacional-; en Basilea III, este coeficiente se eleva a 10,5%.


Asimismo, Basilea III indica que la diferencia de 2,5% entre ambos coeficientes se transformará en una “reserva de conservación de capital” a constituirse con capital básico en acciones comunes. El objetivo de esta reserva es absorber eventuales pérdidas inesperadas que pueda tener una entidad financiera en forma inmediata y sin restricciones, en situaciones efectivas de estrés que los afecten.


Entre otros aspectos, el acuerdo de 2010 también se destaca por hacer una distinción entre los bancos calificados como "sistémicos", en los cuales la autoridad supervisora de la respectiva jurisdicción les puede requerir un capital adicional de, entre 1% y 3,5%, en relación con el coeficiente mínimo de 10,5% para los bancos no sistémicos.


Los factores que se consideran para ser calificado como banco sistémico son principalmente el tamaño, la participación de mercado, la interconexión con otros bancos, el grado de sustitución en la prestación de determinados servicios financieros, y el papel en el sistema de pagos.


Además, Basilea III resalta por establecer la existencia de una llamada reserva contracíclica de capital de todos los bancos en un rango, de entre 0% y 2,5%, que se debe constituir con capital básico en acciones comunes, en situaciones de alta prestación y abaratamiento del crédito. El objetivo de esta reserva es moderar el crecimiento del crédito en el sistema bancario y acopiar recursos para enfrentar pérdidas inesperadas en fases de ajuste.


Pero sin duda uno de los aspectos más distintivos de Basilea III es que le otorgó al riesgo de liquidez de los bancos una importancia similar a la de los riesgos que inciden en su suficiencia de capital.


Así, se introdujo estándares de liquidez con requisitos de corto y largo plazo a ser cumplidos por la banca. De esta forma, surgió el Coeficiente de cobertura de liquidez (LCR), que garantiza que los bancos tengan un fondo adecuado de activos líquidos de alta calidad (llamado HQLA) y libres de cargas, que pueden convertirse fácil e inmediatamente en efectivo en los mercados privados, a fin de cubrir las necesidades de liquidez en un escenario de problemas a 30 días.


Asimismo, se creó el coeficiente de financiación estable neta (NSFR), que complementa al LCR, que tiene un horizonte temporal de un año y se ha diseñado para hacer sostenible la estructura de vencimientos de activos y pasivos. Su objetivo consiste en promover la resistencia de los bancos durante un horizonte de tiempo más amplio, creando incentivos adicionales para que financien sus actividades con fuentes más estables de forma continua.


Tanto la actualización del coeficiente de capital mínimo como la existencia del Coeficiente de cobertura de liquidez se espera que comience a regir en un 100% a contar de 2019.


Situación Chilena


Ante este escenario, Hacienda ha anunciado que la aplicación de Basilea III en Chile será estipulada a través del proyecto de ley que modifica la Ley General de Bancos, que será enviada al Congreso el primer semestre de 2015


En ese sentido, el superintendente de Bancos e Instituciones Financieras, Eric Parrado, reveló esta semana que Chile fue invitado como miembro observador del Comité de Supervisión Bancaria de Basilea calificando esta posición como "excelente", ya que le permitirá al país recoger, revisar y analizar las mejores propuestas de la instancia, pero sin el compromiso de adoptarlas como se les exigiría si fuese integrante.


Al contrario, Parrado aseguró que Chile adaptará las medidas resueltas en el Comité de Supervisión Bancaria de Basilea a la realidad local y que se hará de forma gradual. "Nuestro mensaje es que esta implementación de la Reforma de la Ley General de Bancos, incluyendo los temas de Basilea III va a ser en forma gradual y va a ser adaptando los mejores estándares internacionales. Y esto significará que tengamos un excelente estándar chileno, por lo tanto, que nosotros también nos transformemos en un ejemplo de implementación de Basilea III".


La autoridad explicó que se va a apuntar en adaptar las medidas de Basilea III, porque cada realidad es distinta y también se pueden sacar lecciones de otros países que ya las han ido utilizando.


"Un ejemplo, es que los mercados de capitales son distinto entre los países, por lo tanto, los elementos disponibles también pueden ser distintos en las diversas jurisdicciones y ahí, se debe ser cuidadosos. Hoy día, los miembros que están implementando Basilea III están discutiendo también las implicancias no intencionales, es decir, los impactos negativos que puede tener y que no los pensaron de antemano y por lo tanto, nosotros podemos aprender de esa lección negativa, de las lecciones buenas, y hacer nuestra propia regulación", enfatizó.


Respecto a los factores internos que podrían incitar una adaptación a la realidad local, el superintendente señaló "hay muchos temas del universo de instrumentos (financieros) que se pueden considerar o no en las medidas de capital"


En ese aspecto, el gerente general del Banco de Chile, Arturo Tagle, precisó que un tema importante es lo que sucederá con los fondos de pensiones, que son importantes aportantes de liquidez del sistema financiero y bancario chileno, pues si son considerados como muy riesgosos, la banca podría ver fuertemente elevado sus requerimientos.


"Lo más relevante, creo que es la estructura que tenemos de fondos de pensiones que son depositantes muy importantes y que constituyen una fortaleza; pero que en algunas definiciones de Basilea III relativas a la liquidez podrían mirarse como debilidad por concentración de aporte", expuso Tagle


Sin embargo, advirtió que "en Chile, el tener este abundante ahorro por largo plazo ha sido una fortaleza que le ha permitido a los bancos prestar a 20 años plazo, expandir el crédito de vivienda, expandir el financiamiento de proyectos... Si uno mira definiciones sencillas, las simples, la primera mirada de Basilea III constituye un riesgo de iliquidez evidentemente, porque son pocos grandes depositantes... (No obstante) no hay que matar una fortaleza, porque también contiene elementos de debilidad".


En esa misma línea, el presidente de la Asociación de Bancos e Instituciones Financieras, Jorge Awad, sostuvo "no vamos a adoptar, sino que vamos a adaptar. Y lo vamos a hacer gradualmente. (El superintendente) da señales muy claras de que la banca tiene que ser globalizada, pero reconociendo, lo que ocurre en Chile, como es el caso de la estabilidad que tiene los fondos provenientes de las empresas de AFP, que son los depósitos institucionales, que tienen una importancia relativa muy distinta y que tiene una estabilidad en Chile muy distinta. Entonces, eso es lo relevante".


"Comparto de que Chile tiene que avanzar hacia Basilea III. Le hace bien a la banca chilena. Le hace bien al mercado de capitales chileno, adaptado y con un proceso de adaptación gradual. Pero reglas claras. La gente tiene que ver la dirección y el plazo y eso le haría bien al mercado chileno", sentenció Tagle.

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