DAMASCO.- El parlamento sirio, reunido hoy de urgencia tras la muerte del presidente, anunció que modificará la Constitución en los próximos días.
La modificación afectaría al mínimo de edad para acceder a la presidencia, lo que permitiría la candidatura de Bachar al Assad, hijo de Hafez al Assad.
El fallecido mandatario nunca hizo realidad su sueño de unir a los pueblos árabes y humillar a Israel, y el país que gobernó sigue siendo aislado y empobrecido. Sin embargo Assad, gobernante autocrático, nunca dio indicios de sentirse derrotado.
Por ejemplo están las intermitentes negociaciones con su archienemigo Israel. Los analistas opinaban que la elección de Ehud Barak como primer ministro de Israel el año pasado era la última oportunidad de Assad para un acuerdo con el estado judío, en el que Siria aspiraba a recuperar las Alturas del Golán, que Israel capturó en la guerra de 1967, cuando Assad era ministro de defensa.
Cuando su ejército recapturó un trozo del Golán en la guerra de 1973, Assad fue personalmente a izar la bandera siria en el lugar, señal de la importancia política del terreno. Pero Assad no aceptaba ser apresurado ni presionado en las negociaciones con Israel, que se reanudaron en diciembre tras una pausa de casi cuatro años.
Las negociaciones se suspendieron en enero, cuando Siria insistió en que Israel se comprometa a regresar a las fronteras de la preguerra de 1967. Israel pedía una frontera más acorde con las del régimen colonial de 1923 e insistió en retener una franja, también reclamada por Siria, a lo largo del Mar de Galilea, una fuente importante de agua.
Assad, político astuto y duro, solía lograr éxitos manteniendo en oscuras tanto a amigos como enemigos, retractándose súbitamente cuando lo consideraba conveniente.
Siria dejó a un lado su enemistad con Estados Unidos y se incorporó a la alianza contra Irak en la guerra del golfo Pérsico de 1990-91. Assad envió fuerzas para ayudar a expulsar a las fuerzas iraquíes de Kuwait, y luego cobró la recompensa diplomática y financiera al recibir 2.000 millones de dólares de Arabia Saudí.
